Ni la ley marcial ni la desbocada represión de los últimos días han logrado sofocar las protestas que sacuden Bahréin desde hace un mes. El emirato vivió ayer nuevas manifestaciones en varias localidades a pesar del masivo despliegue militar y de los seis muertos y el millar de heridos que dejó el jueves el desalojo de la plaza de la Perla. Acosado por el impacto económico de la revuelta, el régimen arrestó a políticos y activistas de la oposición en un intento de descabezar al movimiento reformista. Amnistía Internacional denunció el empleo de fuego real contra los manifestantes.

Como si existiera un manual del tirano ejemplar, la monarquía del clan Al Khalifa, que gobierna la isla desde hace dos siglos monopolizando el poder ejecutivo y económico y relegando al Parlamento a una función decorativa, vinculó a la oposición con oscuros intereses extranjeros, algo que ya explotaron anteriormente el egipcio Mubarak y el libio Gadafi.

COMUNICACIONES EXTERIORES La televisión estatal anunció los arrestos de varios "líderes del conflicto civil", refiriéndose a los cabecillas de la oposición, por comunicarse con países extranjeros e incitar al asesinato y la destrucción de la propiedad privada. Al menos son siete los detenidos. La lista incluye a Ibrahim Sharif, el líder del partido laico e izquierdista Waaq, nutrido principalmente por la comunidad suní, y a Abdel Wahab Hussein, el máximo dirigente del Wafa. En consonancia con la mayoría de los reformistas, incluido el principal partido de la oposición (Wefaq), Sharif reclama una monarquía constitucional, y Hussein aboga por el derrocamiento de la familia real.

"Dos de los matones saltaron la valla y se metieron en nuestro patio. Uno apuntó a Ibrahim con una pistola en la cabeza y el otro abrió el garaje para que entrara el resto, que, una vez en casa, se dedicaron a romper cosas", declaró a la agencia de noticias Reuters Farida Ismail, la mujer del líder del Waaq arrestado por las fuerzas de seguridad.

La actitud descrita ilustra cómo están actuando las fuerzas del régimen. Navi Pillay, la Alta Comisionada del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, acusó ayer a las fuerzas de seguridad del emirato de matar, golpear y arrestar arbitrariamente a los manifestantes y emplear policías de paisano para atacarles con "palos, cuchillos y espadas", tal y como ya hicieron el egipcio Mubarak o el tuncino Ben Alí.

A tenor de la delicada situación que está viviendo el emirato, la mayoría de países occidentales han pedido a sus conciudadanos que salgan del país, una estampida que podría acabar afectando al estatus de Bahréin como principal centro financiero del golfo Pérsico.