El Consejo de Seguridad de la ONU continuaba hoy las intensas negociaciones que mantiene para decidir si establece una zona de exclusión aérea en Libia y aumenta la presión internacional sobre el régimen de Muamar el Gadafi. Fuentes diplomáticas indicaron que los quince miembros del máximo órgano de seguridad negocian con "intensidad" el proyecto de resolución propuesto el martes por el Líbano, que autoriza la imposición de una zona de exclusión aérea y refuerza las sanciones al Gobierno de Trípoli. Durante la reunión, el embajador de Francia ante la ONU, Gerard Araud, entregó a sus homólogos en la sala de plenos del Consejo de Seguridad una carta del presidente Nicolas Sarkozy en la que les pide que apoyen la resolución libanesa. Sarkozy les solicita que "asuman plenamente sus responsabilidades" y recuerda que "desde el 26 de febrero, el régimen libio no ha tenido en cuenta las demandas unánimes del Consejo" y ha continuado con "sus acciones mortíferas contra su pueblo". Por su parte, el embajador libanés ante la ONU, Nawaf Salam, expresó la esperanza de que el Consejo de Seguridad actúe antes de que se cumpla la amenaza de hoy de Seif al Islam, hijo del coronel Gadafi, de que la zona de exclusión aérea llegará "demasiado tarde" porque la ofensiva contra los rebeldes habrá finalizado "en 48 horas". "Esperemos que el Consejo apruebe la zona de exclusión aérea pronto y le demuestre que está equivocado", dijo el diplomático a través de la cuenta de Twitter de la Misión del Líbano ante la ONU. Desde El Cairo, donde se encuentra de visita oficial, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, señaló en declaraciones a la prensa estadounidense que la acompaña que el Consejo de Seguridad debería actuar el jueves a más tardar. Según sus patrocinadores, el proyecto de resolución presentado el martes por el Líbano, con el respaldo de Francia y el Reino Unido, sigue las directrices marcadas por los ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Árabe, que expresaron el sábado en una reunión en El Cairo su apoyo a la imposición de una zona de exclusión aérea. Sin embargo, hoy mismo el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, reiteró desde Berlín su cautela respecto a la iniciativa, alegando que implicaría "una intervención militar" a favor de los rebeldes: "no queremos ni debemos tomar parte en una guerra civil en el Norte de África". Rusia y China también se han mostrado reticentes a adoptar cualquier acción que, en su opinión, pueda agravar el conflicto en el país magrebí. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que dijo seguir de cerca las negociaciones en el Consejo, instó hoy a un alto el fuego inmediato en Libia y pidió a Gadafi que no bombardee Bengasi, la segunda ciudad del país y bastión de los rebeldes. Según la ONU, las tropas leales al régimen estarían preparando un asalto para hacerse con el control de la ciudad y poner fin a la rebelión.