La ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, afirmó hoy en Siria que la ola de revueltas que se extiende por el Magreb y Oriente Próximo es un proceso "enormemente estimulante" para todos los países árabes. Jiménez lanzó este mensaje en la rueda de prensa que ofreció con su colega sirio, Walid el Wuallem, durante su visita a Damasco en el marco de una gira por Oriente Próximo que comenzó en Egipto y que le llevará también a Jordania y Líbano. Después de apoyar abiertamente la transición democrática emprendida en Egipto tras la caída de Hosni Mubarak, Jiménez animó a todos los países árabes a "aprovechar las oportunidades" que brinda este momento histórico. "Este proceso de cambios es un proceso enormemente estimulante en la región", opinó. Jiménez abordó con detalle la situación en el mundo árabe, y en particular, de Libia, en su audiencia con el presidente sirio, Bachar al Asad, antes de la rueda de prensa con el ministro de Exteriores. El encuentro duró hora y media, en la que Jiménez habló de forma "muy franca, directa y abierta" con Al Asad sobre la ventana de esperanza que se abre en la región a la vista de los precedentes de Egipto y Túnez. Jiménez no dijo de forma expresa si Siria debería también acometer reformas en profundidad para convertirse en una verdadera democracia. En su opinión, cada país lleva "ritmos diferentes, teniendo en cuenta las circunstancias" de cada uno. Siria es considerado un régimen presidencialista y autoritario, donde hay presos políticos y los derechos de opinión y manifestación tienen fuerte restricciones, al igual que el uso de internet. Bachar al Asad preside el país desde julio de 2000, tras la muerte de su padre, Hafez al Asad, quien llegó al poder en 1970 tras un golpe militar. En las últimas semanas, ha amnistiado a algunos presos, ha desbloqueado los portales de Facebook y Youtube y ha anunciado un plan de reformas económicas y políticas a medio y largo plazo. Las protestas en Siria apenas han tenido trascendencia y las manifestaciones convocadas han tenido poco seguimiento. Algunos grupos convocaron hoy una nueva "jornada de la ira", que llevaron a algunos grupos a expresar su deseo de más democracia en la calle. La policía siria dispersó a una de estas manifestaciones en la plaza situada junto a la Mezquita de los Omeyas, en el centro histórico de Damasco, coincidiendo con la visita a este templo de Trinidad Jiménez y su comitiva. Entre gritos de "libertad, libertad", el grupo, integrado por varias decenas de hombres y mujeres, fue conminado a dirigirse a otra zona por agentes de paisano, sin que la ministra llegara a cruzarse con ellos. La jefa de la diplomacia española recorrió el templo al igual que hizo el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su visita a Damasco en octubre de 2009. La Mezquita de los Omeyas data del siglo VIII y es uno de los monumentos religiosos más importantes del mundo árabe. Descalza y con el pelo cubierto por un velo, Jiménez recorrió el templo construido por la dinastía omeya, cuyo califato gobernó el mundo árabe desde Damasco hasta Córdoba en la época de Al-Ándalus. La ministra cerró su agenda en Damasco con un almuerzo con el ministro de Información, Moshen Bilal, en el que, al igual que con los anteriores interlocutores, abordó la situación del proceso de paz entre palestinos e israelíes, estancado desde el pasado mes de septiembre. Jiménez destacó el importante papel de Siria, aliado de Irán frente a Israel y mediador entre los movimientos palestinos de Hamás y Al Fatah para lograr su reconciliación. La ministra de Exteriores animó a todos los actores a dar pasos en favor de una paz y del diálogo. "La paz no es una cuestión de dos partes. Requiere que todos los países formen parte de la negociación", declaró. Desde Damasco, Jiménez voló a Jordania, siguiente escala de su gira.