El primer grupo de once gitanos búlgaros expulsados de Francia llegó hoy al aeropuerto de Sofía, desde donde volarán hacia la ciudad de Varna, la capital portuaria de Bulgaria, una de las ciudades con mayor población de esta minoría. Estos repatriados, que tomaron tierra a las 21.30 (18.30 GMT), es el primer grupo de un total de 41 ciudadanos búlgaros que Francia se propone devolver a su país de origen, de un total de 700 miembros de esta minoría ética, la mayoría rumanos.

Una de las repatriadas, de nombre Ana, en torno a los 30 años de edad, relató a la televisión pública BNT que llevaba tres años viviendo en Francia donde, dijo, no tenía "residencia declarada ante las autoridades". "Si puedo vivir de forma feliz en Bulgaria, pues me quedaré. Y si no lo logro me buscaré de nuevo la suerte en el extranjero", explicó. "Me trasladé a Francia en la primavera del año pasado. Fui a buscar trabajo porque aquí no tuve durante varios meses y tengo dos hijos que criar", dijo un hombre de unos 50 años que no quiso desvelar su nombre.

Este ciudadano búlgaro de etnia gitana relató que ha vivido en una chabola en las cercanías de París y que a veces conseguía encontrar trabajo en la construcción. El resto del tiempo vivía con la ayuda social de las autoridades francesas, "no me daban dinero pero sí que me daban comida. Y aquí no me darán nada, no sé cómo podré sobrevivir", añadió. Entre los búlgaros repatriados se encuentran dos menores de edad.

Según las autoridades francesas y búlgaras, los gitanos han aceptado la repatriación voluntaria a cambio del billete de avión y de un pago único de 300 euros por adulto y de 100 por cada hijo. "Los gitanos que volverán a Bulgaria en las próximas semanas lo hacen de forma voluntaria y no han sufrido ninguna presión al tomar tal decisión", aseguró esta mañana el ministro búlgaro de Exteriores, Nikolay Mladenov, en declaraciones a la emisora Nova TV.

Grupos locales de defensa de esta minoría étnica ya han advertido de que los gitanos repatriados van a afrontar una vida difícil en su país, marcada por la pobreza y la discriminación social. En el censo de 2001 se cifraba en unos 370.000 el número de gitanos búlgaros, aunque algunas ONG elevan ese dato hasta 800.000 personas, cerca del 10 por ciento de la población total del país.