El segundo atentado perpetrado este mes por la guerrilla maoísta de la India contra civiles se saldó ayer con al menos 100 muertos y casi 200 heridos tras el sabotaje de la vía por la que circulaba un tren de pasajeros a 150 kilómetros de Calcuta.

La locomotora y 13 vagones abarrotados descarrilaron fruto de una explosión hacia la una y media de la madrugada (hora local) del viernes, cuando el tren recorría una zona ocupada por los naxalitas, como se conoce a la guerrilla maoísta de la India. Al menos cinco vagones del expreso, que cubría el trayecto entre Mumbái y Calcuta, cayeron sobre la vía opuesta, e instantes después recibían el impacto de otro convoy de mercancías que circulaba en sentido contrario.

Los servicios de emergencia no llegaron al lugar del siniestro hasta pasadas tres horas, según denunciaron algunos pasajeros. Una vez allí, los equipos de rescate centraron sus esfuerzos en evacuar a los pasajeros atrapados entre los amasijos de hierro. Las autoridades no descartaron que el número de fallecidos aumentase a medida que avancen las labores de rescate. "El tren ha quedado destrozado. Hay que hacer grandes esfuerzos para sacar a los supervivientes atrapados", dijo un médico.

VELOCIDAD REDUCIDA Una fuente ferroviaria afirmó que una bomba detonada por los guerrilleros dejó al descubierto 46 centímetros de vía. La policía bengalí halló en el lugar del siniestro la confirmación de la autoría de la masacre por una organización promaoísta autodenominada Comité contra las Atrocidades de la Policía (PCPA). "El PCAPA ha dejado dos carteles cerca de las vías en los que claramente asume la responsabilidad por el descarrilamiento", dijo un inspector de policía a la agencia PTI, aunque un portavoz de la guerrilla negó la participación.

No es la primera vez que esta organización apunta a la línea de tren para arremeter contra el Gobierno. El incremento de violencia se debe al número de contratos millonarios que ha cerrado el Gobierno para establecer plantas de acero, de energía nuclear o refinerías. Estos contratos obligan a la población indígena a marcharse de sus casas.

6.000 VICTIMAS DESDE 1967 La rebelión maoísta comenzó en 1967 en Bengala. Hasta la fecha se le atribuyen unas 6.000 víctimas, y está considerada por el primer ministro, Manmohan Sigh, como "la mayor amenaza a la seguridad interna del país". Diferentes estimaciones sitúan entre 10.000 y 20.000 el número de insurgentes.