Tras otra agotadora jornada de trabajo plantando cara a la devastación, al caer la noche el equipo de 19 personas que la Cruz Roja Española ha desplazado a Haití se recoge en su campamento, cercano al aeropuerto de Puerto Príncipe y al castigado barrio de Cité Soleil. Es entonces cuando su jefa de operaciones, Cristina del Castillo (Zaragoza, 1968), le roba tiempo a su descanso para atender la llamada de este diario

--¿Cómo están?--Bien, trabajando con mucho ánimo y energía, con ganas de seguir haciéndolo bien y, en la medida de lo posible, de tratar de hacer más.

--¿Qué están haciendo?--Sobre todo repartimos agua, tanto en los espacios al aire libre, los jardines y las plazas donde acampa la gente que ha perdido sus hogares, como en algunos hospitales. Llevamos repartidos más de medio millón de litros. Y también hemos recorrido las calles con las brigadas de la Cruz Roja haitiana para atender a los heridos que no podían llegar a los hospitales y a los que estos no pueden auxiliar porque están saturados.

--No debe de estar siendo fácil.--Todo va mejorando, aunque muy poco a poco. Los primeros días fueron peores. No había comunicaciones de ningún tipo: imagínese lo que ha sido montar una operación de esta envergadura, cuando todos estamos tan acostumbrados a estar siempre agarrados al móvil o al ordenador. Las instalaciones de la Cruz Roja haitiana están muy dañadas, y hay miembros del personal de quienes todavía no sabemos nada. No hay electricidad, falta combustible, y no se puede comprar nada: todo el comercio está cerrado, los bancos también. Todo hay que traerlo de la República Dominicana o de donde sea.

--¿Cómo les afecta tanta muerte, tanta desolación?--Emocionalmente estamos bien. Tenemos experiencia en catástrofes. Y ver las enormes necesidades de la gente y, sobre todo, la capacidad de trabajo y de sacrificio de los voluntarios de la Cruz Roja haitiana, que han perdido tanto y que ahí están, dando lo mejor de sí mismos, nos da fuerzas para hacer lo propio y trabajar para que este país se levante, porque los haitianos se lo merecen.

--Sin embargo, hace un momento Germinal, uno de sus compañeros, decía: ´Hay que ser de piedra para que esto no te pase factura´.--Los que estamos aquí tratamos de borrar cuanto antes las imágenes más dolorosas y fijarnos en lo positivo, en las ganas de la gente de salir adelante. Quizá algo se nos quede en el disco duro, pero no podemos permitir que el dolor nos pare. Hay que seguir trabajando, a eso hemos venido.

--Y a partir de ahora...--Esto no ha hecho nada más que empezar. De momento nos esforzamos por cubrir las necesidades básicas de la población, pero este país ha retrocedido en el tiempo. Habrá que trabajar meses y años para que recupere lo perdido.

--¿Han tenido algún problema de seguridad?--Ninguno. Los haitianos se merecen una visión más positiva que la que dan los medios.