Como cuando entró en vigor el veto a los líquidos en el equipaje de mano después de que en el 2006 un grupo de terroristas intentase detonar varios aviones con explosivos acuosos, los expertos en seguridad aérea tachan las nuevas medidas implantadas por Estados Unidos de absurdas, molestas para el pasajero y por completo ineficaces de cara a un nuevo atentado.

Las medidas son estas: quienes se dirijan a EEUU en un vuelo internacional tendrán que someterse a un cacheo junto a la puerta de embarque, con énfasis en el torso y los muslos, y su equipaje de mano será inspeccionado; deberán permanecer sentados durante la última hora de vuelo y en ese tiempo no podrán acceder a su equipaje de mano ni llevar objetos fuera de los compartimentos del avión; y, por último, mientras sobrevuelen el espacio aéreo norteamericano la tripulación no podrá anunciar la posición ni el itinerario que realiza el avión.

¿Para qué sirve todo esto? Según Bruce Schneier, un especialista con una extensa obra publicada sobre seguridad en el aire, para nada. "Durante años he dicho que desde el 11-S solo dos cosas han contribuido a la seguridad: el refuerzo de la puerta de la cabina de vuelo y el hecho de que los pasajeros sepan resistirse a los secuestradores. Esto es la que ha funcionado ahora --escribe Schneier en su blog, refiriéndose a la neutralización del terrorista el viernes pasado a manos de un pasajero--. ¿Creemos que ellos solo intentarán detonar los aviones durante la última hora de vuelo?".

ESTUPIDEZ INAGUANTABLE En el mismo sentido, el periodista Jeffrey Goldber, de la revista The Atlantic y autor de un demoledor reportaje sobre la inutilidad de las medidas de seguridad aérea, concluía ayer: "A veces tanta estupidez resulta inaguantable".