Pese a que los firmantes de la Carta 08 --manifiesto en favor de la democratización en China, firmado el año pasado-- son más de 300 y las adhesiones ya suman 10.000, el escritor Liu Xiaobo, de 53 años, convertido en el cabeza visible y por extensión en uno de disidentes políticos más conocidos, fue el único que el miércoles se sentó en el banquillo de los acusados de un juzgado de Pekín. La acusación formal es la de "subversión contra el poder del Estado", el delito que se aplica a los disidentes. Se enfrenta a una pena que podría alcanzar los 15 años de prisión.

La celebración del juicio, que se prolongó durante casi tres horas el miércoles por la mañana, se convirtió en un escenario perfecto para que los simpatizantes del disidente, algunos de ellos firmantes del mismo documento, volvieran a reivindicar el fin del partido único en China y la vigencia del sufragio universal. Pero el fuerte cordón policial que impidió el acceso a las inmediaciones del edificio judicial evitó aglomeraciones y protestas masivas. Alrededor de 200 personas, que portaban un lazo amarillo como muestra de apoyo al encausado, lograron aproximarse al edificio judicial. Una buena parte de los participantes usaron la red Twitter para contactar.

El acceso también estuvo vetado para diplomáticos europeos y norteamericanos. Entre las personas retenidas y amenazadas por la policía el miércoles figuran la esposa del encausado, la poetisa Liu Xia y la líder de Madres de Tiananmen, Ding Zilin, entre activistas de todo el país.

EL RECUERDO DE TIANANMEN La figura de Xiabo como uno de los disidentes más conocidos empezó a tomar forma en las huelgas de hambre de los intelectuales durante las protestas estudiantiles en favor de la democracia en 1989 en la plaza de Tiananmen. El entonces profesor de Literatura fue condenado a 20 meses de cárcel y, más tarde, a tres años en un campo de reeducación laboral por persistir.