"No acompaño el camino del odio, ni aun hacia aquello que tuvieron bajezas sobre nosotros, el odio no construye". José Pepe Mujica dijo esto al salir de la cárcel, en 1985, tras 14 años de encierro. Casi un cuarto de siglo más tarde, el exguerrillero tupamaro se ha convertido en el nuevo presidente de Uruguay.

Mujica ganó las elecciones con el 51,4% de los votos, según la encuesta a pie de urna de la consultora Factum. Luis Lacalle obtuvo el 44,4% de las adhesiones y se quedó con las ganas de volver a saborear las mieles del poder. El recuerdo de muchos electores de lo que fue su Gobierno, entre 1990 y 1995, le jugó en contra. Mujica lidera el Movimiento de Participación Popular (MPP), una de las fuerzas que integran la actual coalición de Gobierno, el Frente Amplio (FA). El exministro de Economía del presidente Tabaré Vázquez, Danilo Astori, es su vicepresidente.

Celebración multitudinaria

El cuartel central del FA se levantó en el Hotel NH. Una multitud llegó hasta sus puertas a celebrar. En la rambla, de cara al Río de la Plata, la fiesta comenzó temprano. Con los primeros resultados, buena parte de Montevideo cimbró de alegría. No importó la amenaza de un diluvio. El presidente Tabaré Vázquez se acercó de inmediato al NH para saludar al ganador. La victoria electoral de Mujica tiene una carga simbólica enorme: se trata, nada menos, de uno de los nueve exrehenes del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) Tupamaros que la dictadura mantuvo preso 14 años en condiciones infrahumanas.

El grito de las hormigas

"El síntoma más evidente de vida eran siete ranitas a las cuales alimentaba con miguitas de pan. ¿Sabes que las hormigas gritan? Lo descubrí al ponérmelas en el oído para entretenerme. Estuve siete años sin leer nada, salvo unos pedazos de diarios", ha recordado. Muchas cosas tuvieron que pasar aquí para que esto ocurra. "Tengo que agradecer la enorme apertura política de un pueblo que sabe navegar por encima delos estereotipos", señaló Pepe. Ni siquiera Mujica puede entender lo que ocurre alrededor suyo. "El amor de mucha gente me está matando, porque el amor compromete", ha dicho.

El pasado tupamaro

La campaña tuvo su momento de rispidez cuando el partido Nacional invocó el pasado tupamaro de Mujica para espantar a sus posibles votantes. Pero los ánimos se calmaron durante la jornada electoral. Lacalle se demoró una hora en llamar al vencedor por teléfono para felicitarlo. En las vísperas de los comicios, Mujica volvió a hacer un llamado al diálogo con sus adversarios. Incluso no descartó incorporar algunas de sus figuras al Gobierno. "Somos negociadores hasta el día del Juicio Final. Y cuando ese señor que, dicen, organizó el mundo, nos pida cuentas, vamos a tratar de negociar con él quedarnos un poquito más en la tierra", dijo el sábado.

Ideologías heterogéneas

A Mujica no le habría alcanzado con su carisma para ganar. Detrás estuvo el FA, un conglomerado que se formó en 1971, reuniendo ideologías heterogéneas, fue consolidándose en la lucha contra la dictadura, administró Montevideo y alcanzó la presidencia hace cinco años. La gestión de Tabaré Vázquez, que tiene 70% de popularidad, terminó de darle a Pepe el impulso que faltaba. "Será el mismo perro, con un collar distinto", dijo el ganador de los comicios, sobre las semejanzas con el primer gobierno frenteamplista de la historia.

Impulso de la ecónomía

Habrá, no obstante, matices y diferencias con el actual mandatario. El propio Mujica adelantó que no repetiría el veto de Vázquez a una ley para legalizar el aborto. Su principal desvelo será el crecimiento de la economía, la llave maestra para continuar el proceso de distribución de la riqueza y, además, poner en marcha algunos de las ambiciosas medidas anunciadas por el actual Gobierno, entre ellos el Plan Cardales, con el que se busca que los hogaresmás pobres reciban televisión por cable, conexión internet y teléfono a un precio casi simbólico.

"Ya la palabra socialismo es bastante complicada, simplemente alcanza con lo más chiquito: luchamos por la igualdad esencial entre los hombres... seguimos, pues, con otros métodos", suele decir el futuro presidente uruguayo. Ese, dice, es su gran desafío. Reducir la pobreza y hacer de este país un lugar aún más amigable.