No es lo que pedía EEUU ni tampoco la Autoridad Nacional Palestina (ANP), pero el Gobierno de Binyamin Netanyahu quiso ayer responder a la presión internacional con su propia oferta para desbloquear el proceso de paz. El gabinete de seguridad aprobó una moratoria de 10 meses en la construcción de asentamientos en la Cisjordania ocupada. Pero la congelación propuesta es cicatera. No afectará a Jerusalén Este ni a los edificios públicos ni a las 3.000 viviendas ya en construcción. Los palestinos anunciaron que no retornarán a las negociaciones hasta el cese completo de las obras.

La decisión israelí parece motivada por la preocupación que despierta en su Ejecutivo la frialdad de las relaciones con Estados Unidos y el potencial aislamiento frente a una comunidad internacional cansada ya de financiar la ocupación.