El nombramiento de Catherine Margaret Ashton como alta representante de Política Exterior y Seguridad Común y vicepresidenta de la Unión Europea ha sido para los británicos el premio de consolación, tras el fracaso de la candidatura de Tony Blair a la presidencia de la UE. "Su nombramiento muestra que el Reino Unido está en el corazón de la Unión Europea", subrayó el primer ministro, Gordon Brown, en la rueda de prensa en Bruselas posterior a la designación.

La actual comisaria europea de Comercio, cargo que ejerce desde octubre del 2008, es una figura desconocida para muchos de sus compatriotas. Sus labores en la vida política británica, para las que nunca fue elegida en las urnas, han sido siempre de segundo rango. Durante sucesivos gobiernos laboristas, ha ocupado puestos de responsabilidad en asuntos tan diversos como educación, justicia, igualdad y derechos humanos, y se le atribuye una contribución muy significativa en la ratificación del Tratado de Lisboa por el Parlamento.

En 1999 Blair le concedió un escaño en la Cámara de los Lores, de la que llegó a ser presidenta, y posee el título de baronesa Ashton of Upholland, la localidad de Lancashire en la que nació hace 53 años.

Relación con Barroso

Casada con un periodista al mando de una de las principales firmas de sondeos, Ashton contaba para su designación con la ventaja de estar ya en Bruselas, una buena relación con el presidente de la Comisión, Jose Manuel Durao Barroso, y cierta experiencia en negociaciones internacionales. El hecho de que las mujeres escaseen entre los altos mandos comunitarios también ha podido jugar a su favor, como dio a entender ayer el propio Brown.

En Londres, sin embargo, algunos se preguntaban anoche si Ashton tiene realmente la talla para negociar con grandes líderes mundiales y ser la voz potente que necesita la diplomacia europea. Su nombramiento, una sorpresa como ella misma reconoció, preserva la voz de los británicos menos euroescépticos y de los laboristas en Europa, si en la próxima primavera pierden las elecciones y deben abandonar el Gobierno. Las posiciones radicalmente antieuropeístas del líder conservador, David Cameron, que se perfila como el próximo primer ministro, inquietan en Bruselas. Ashton puede ser de alguna forma el contrapeso.