Casi 100.000 italianas han firmado un manifiesto en el que aseguran que se sienten "ofendidas" por el "machismo" del primer ministro, Silvio Berlusconi. La campaña arrancó hace 15 días, después de que Berlusconi insultara a la parlamentaria progresista Rosy Bindi en televisión, cuando le dijo: "Usted es más bella que inteligente".

"No soy una mujer a su disposición", rebatió la interesada, en una evidente referencia a las numerosas aventuras sexuales del primer ministro ventiladas desde abril, cuando su esposa, Veronica Lario, criticó públicamente la conducta de su marido y anunció que se divorciaba.

"ARMA POLITICA" La campaña de las mujeres está promovida por el diario progresista La Repubblica, en guerra abierta contra el primer ministro, y lleva por lema Este hombre nos ofende a nosotras, las mujeres, y a la democracia: parémosle. En italiano, inglés, francés y castellano, se denuncia que "ya es evidente que el cuerpo de la mujer se ha convertido en un arma política de capital importancia en manos del presidente del Gobierno". En solo 15 días, la campaña ha recibido más de 98.000 adhesiones.

Además de numerosas parlamentarias progresistas, han firmado escritoras como Dacia Maraini, la física Margherita Hack, las actrices Mariangela Melato y Monica Guerritore, la vedete Michelle Hunziker, la socióloga Chiara Saraceno, la primera rectora de universidad, Maria Bianca Bosco Tedeschi Lalli, la cantante Milva, la popular periodista Natalia Aspesi, la editora Inge Feltrinelli, la eurodiputada Silvio Costa y un sinfín de amas de casa, profesionales y empresarias incluso condecoradas por la presidencia de la República. "Soy una mujer ofendida", dicen todas ellas en sus mensajes. Más de 30.000 han hecho llegar al rotativo también su foto carnet.

"Poniendo continuamente el acento en la edad de una mujer y en su aspecto físico más que en sus cualidades humanas, corremos el riesgo de volver a la era de antes del feminismo", denuncia la escritora Lidia Ravera, una de las firmantes del manifiesto.

Desde que hace seis meses saltaron a la vida pública los escándalos relacionados con la vida privada de Berlusconi, el primer ministro italiano ha intervenido en varias ocasiones para desmentir a sus detractores, hacer aclaraciones o para mostrarse desafiante con bromas de dudoso gusto. "Soy así y los italianos me quieren así", llegó a decir una vez. Ayer, un acto que Berlusconi calificó de "privado" volvió a levantar las críticas de la oposición: la visita del dirigente italiano a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en San Petersburgo. "¿En qué país puede ocurrir que el primer ministro vaya a un viaje secreto a visitar al líder de uno de los mayores países del mundo?", se preguntó el dirigente del opositor Partido Demócrata, Francesco Rutelli.