Mientras el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, decía organizar en la frontera nicaragüense un "Ejército popular y pacífico" que le permita volver a su país para revertir el golpe de Estado de hace cinco semanas, el Gobierno golpista que preside Roberto Micheletti le mostró cómo iba a tratarlo si sigue "haciendo de guerrillero". En una vuelta de tuerca represiva, la policía no se limitó ayer a dispersar a los 2.000 manifestantes que protestan diariamente en la capital, Tegucigalpa, sino que los cercó y apaleó, detuvo a varios de sus dirigentes y dejó una treintena de heridos de consideración, uno de ellos con un balazo en la cabeza.

El ambiente se venía caldeando los últimos días. Alguien tenía que pagar el pato de las "pérdidas millonarias" que los empresarios y medios de comunicación oficialistas airean como provocadas, no por el aislamiento internacional fruto del golpe o por el cerco militar de la frontera, sino por los bloqueos de carreteras que se han ido extendiendo por el país.

A la vista de una decena de bloqueos, uno en la salida norte de la capital, el Ministerio de Seguridad dio a la policía "instrucciones específicas" para proceder al "desalojo" de los manifestantes que impedían "la libre circulación de personas y vehículos".

CONTROL DEL PAIS Policías antidisturbios apoyados por soldados mostraron su control del país y su nueva forma de operar con acciones simultáneas en cuatro puntos: Tegucigalpa, San Pedro Sula, Santa Bárbara y Comayagua. Solo en esta última ciudad colonial, antigua capital de Honduras, se registraron medio centenar de heridos, 14 de los cuales fueron hospitalizados, así como varios detenidos.

Más que desalojos, fueron escarmientos. "¡Hay una enorme represión, heridos, golpeados, detenidos!", contó por teléfono el dirigente sindical Carlos Reyes, antes de caer él mismo herido y detenido a la salida de la capital. En esa carretera del norte de Tegucigalpa, el operativo se inició al toque de una sirena. La policía tiró bombas de gas lacrimógeno desde un helicóptero y partió la manifestación en tres grupos, a los que acorraló en un cerro, un barrio y mercado para ensañarse con ellos a porrazos.

PERSONALIDADES Candidato independiente a la presidencia, Carlos Reyes, de 70 años y diabético, fue detenido y después hospitalizado bajo vigilancia, con fracturas y heridas. El profesor Roger Villegas, de 38 años, recibió un tiro en la cabeza y podría ser la cuarta víctima mortal del Gobierno golpista.

Micheletti presumía de diálogo pero ya no puede ocultar su faz de gorila. Goriletti, le llaman los seguidores del presidente depuesto. El dirigente golpista se permitió incluso acusar a EEUU de "intromisión" en asuntos internos porque su embajador en Tegucigalpa se reunió el jueves en Managua con Zelaya.