Pocas veces los discursos de Barack Obama han adquirido una dimensión histórica y un significado simbólico como el jueves, cuando durante 45 minutos, en un hotel de Manhattan, fue el primer presidente negro que habló ante la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), el mayor grupo de derechos civiles de Estados Unidos, que celebraba su reunión anual y su centenario.

Obama reconoció que el "dolor de la discriminación persiste en Estados Unidos" pero huyó del victimismo y reclamó "nuevas actitudes" y "una nueva mentalidad".

Fue una intervención política encendida y apasionada, con alusiones a su propia experiencia personal y con un particular agradecimiento a su madre, una mujer blanca que lo crió sola. Así, los cerca de 3.000 invitados que fueron testigos del primer discurso de Obama sobre la raza desde que ocupa la Casa Blanca lo recibieron con gran entusiasmo.

Los analistas recurrieron a expresiones como "amor duro" para resumir el histórico mensaje, en el que Obama reclamó a padres y a hijos responsabilidad individual y voluntad. "¡No hay excusas!" "Nadie ha escrito el destino para vosotros", dijo.

OPORTUNIDAD E IGUALDAD "Vuestro destino está en vuestras manos. Eso es lo que tenemos que enseñar a nuestros niños", clamó Obama. Además, reconoció la responsabilidad del Gobierno a la hora de "impulsar la oportunidad y la igualdad", pero no sin añadir: "Si vamos a ser fieles a nuestro pasado tenemos que tomar las riendas de nuestro destino".