Hacía cinco años que EEUU y Cuba no dialogaban sobre inmigración. Pero ese silencio que impuso en el 2004 George Bush se rompió el martes, cuando en la sede de la ONU en Nueva York se celebró un encuentro bilateral de seis horas que el número dos de Exteriores cubano, Dagoberto Rodríguez Barrera, definió como "una fructífera sesión de trabajo".

Fue un encuentro de bajo nivel político en el que el representante del departamento de Estado fue Craig Kelly, uno de los encargados de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, y en el que se trabajó más en la identificación de objetivos de cooperación que en acuerdos.

Aun así, la mera celebración de la reunión, sin embargo, constata el nuevo clima que domina la relación entre Washington y La Habana desde que llegó a la Casa Blanca Barack Obama.