El presidente ruso, Dmitri Medvédev, viajó ayer a Tsjinvali para manifestar su apoyo a las autoridades de Osetia del Sur, cuya independencia de Georgia solo han reconocido Rusia y Nicaragua. El gesto de Moscú fue tachado de "provocación" por Tiflis. Según el presidente georgiano, Mijeil Saakashvili, Rusia quiere controlar todos los territorios de la antigua URSS dividiéndolos. El presidente realizó estas declaraciones desde Ankara donde asistió a la firma del proyecto Nabucco, un gasoducto que pretende reducir la dependencia europea del gas ruso.

El Gobierno proestadounidense de Georgia sigue sintiéndose amenazado por las ansias "imperiales" de Rusia casi un año después de la guerra que enfrentó a ambos países y que culminó con la independencia de facto de las regiones secesionistas de Abjasia y Osetia del Sur.

RUMORES En la calle, los georgianos se preguntan si serán ciertos los rumores que aseguran que Moscú atacará Georgia. "Lo único predecible de Rusia es su impredecibilidad", afirmó el diputado oficialista Akika Minashvili, presidente de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento georgiano.

Como ejemplo de la supuesta agresividad de Rusia, citó informes de los servicios de inteligencia georgianos que acusan a las fuerzas de pacificación rusas en las regiones secesionistas de Georgia de incrementar la militarización de Osetia del Sur y de estar construyendo una base naval y otra aérea en Abjasia. También, de haber convocado en la zona norte del Cáucaso maniobras militares de mayor envergadura que las que precedieron al conflicto del pasado agosto.

El problema es que los observadores de la OSCE y de la ONU dejaron Georgia a final de junio por el veto ruso. "Nuestro problema es que no podemos acceder a Abjasia y Osetia del Sur porque nos piden una autorización como estado y eso para nosotros supondría reconocer su independencia", dijeron fuentes de la Misión de Supervisión de la UE, única garante de los acuerdos de paz entre georgianos, abjasios, osetios y rusos.