El caso se complica cada vez más. La historia del periodismo moderno no recuerda a un primer ministro que acuse públicamente a una prostituta de lujo de haber recibido "una misión" y haber sido "bien retribuida" para hacerle caer en una trampa y que esta le responda, también públicamente, que de ser así le denuncie ante un tribunal.

"De lo contrario, que se abstenga de tales afirmaciones", dijo D´Addario. Silvio Berlusconi acusó así ayer a Patrizia D´Addario, de oficio acompañante sexual de pago y una de las numerosas invitadas a las fiestas dadas en las casas y villas del primer ministro, que en una entrevista había admitido haber sido pagada por pasar una noche con él.

Según la opinión del ex presidente de la República, Francesco Cossiga, el caso estaría, a día de hoy, lejos de haber terminado. En este sentido, según reveló ayer, inmediatamente antes o después de la próxima reunión del G-8 en Italia (8-10 julio) tendrá lugar "el golpe más fuerte contra Berlusconi".

Palabras enigmáticas, citadas ayer en una radio por el portavoz de Berlusconi, Paolo Bonaiuti. Las crónicas informativas pueden evocar lo sucedido en 1994, cuando en pleno G-8, que se celebraba en Nápoles, Berlusconi recibió, casi en público, un aviso judicial de que estaba siendo investigado. Los amigos y consejeros del jefe del Gobierno le siguen instando a trabajar y guardar silencio, pero el político hace caso omiso de sus consejos. El lunes publicó en el semanario Chi, de su propiedad, una entrevista, ilustrada con fotos de él con sus hijos, en la que dijo que hay "un director de orquesta" de todo este asunto. "Existe alguien que ha encargado una misión muy precisa y bien retribuida" a Patrizia D´Addario, aunque no dijo quién podría ser.

Ayer volvió a hablar. Apareció en un acto para promocionar la campaña turística de Italia, y sacó a relucir su peculiar humor. "En mi presencia ocurren cosas solo normales. Por lo tanto, se me puede filmar, fotografiar, grabar e incluso utilizar normalmente el móvil". El primer ministro subrayó la necesidad de relanzar la imagen del país para "reparar" una campaña "alimentada por el odio y por la envidia personal, que ciertamente no hace bien a Italia".

SERVICIOS SECRETOS Por otra parte, los jefes de los servicios secretos internos y externos, convocados el martes por el Parlamento, revelaron que las listas con los invitados a las fiestas de Berlusconi son controladas por personal privado de seguridad de confianza del primer ministro, por lo que saber quién entra o sale no forma parte de su cometido. Estos apuntaron también que, dadas las dimensiones de Villa Certosa, en Cerdeña, se necesitaría "un batallón" solo para evitar la presencia de un teleobjetivo en los alrededores.