Los rebeldes islamistas de Al Shabab han reivindicado el atentado en el que ha muerto el ministro de Seguridad somalí, Omar Hashi Aden, mientras que la cifra de muertos por el ataque ha aumentado a los 25 y a 38 los heridos, en el ataque suicida más mortífero que ha vivido esta nación del Cuerno de Africa.

Aden fue una figura clave en la ofensiva del Gobierno contra los rebeldes islamistas que controlan gran parte del sur de Somalia y quieren imponer una versión estricta de la ley islámica o 'sharia' en todo el país.

Varios miembros del Gobierno también han muerto en este ataque puesto que residían en el mismo hotel de Aden, como el ex embajador a Etiopía del Gobierno de transición, Abdikarin Farah Laqanyo. La radio somalí Shabelle asegura que el alcalde de la ciudad, Yusuf Ahmed Hagar, se encontraba en el edificio aunque ha conseguido salvarse y relató cómo tres hombres en un vehículo pequeño transportaban la bomba que explotó cuando entraron dentro del hotel.

Un tendero cuyo comercio está cerca del hotel, Mohamed Abdi, aseguró que salía bastante humo del edificio, que las fuerzas gubernamentales comenzaron a disparar después de la explosión y que diferentes partes de cadáveres estaban dispersadas por las calles.

Fuentes hospitalarias señalan que la bomba ha matado al menos a 25 personas y ha herido a 38. Un atentado suicida con coche bomba el pasado mes de mayo también terminó con la vida de siete personas, fue igualmente realizado en la capital contra los cuarteles generales de la Policía, y el pasado mes de enero Mogadiscio también se vio sacudida por otro ataque similar en el que murieron 30 civiles y un policía.

Aden se trasladó hasta Baladwayne a comienzos de junio, con tropas fuertemente armadas, en un intento por retomar más territorio frente a los insurgentes islamistas del grupo Al Shabab, quienes han reivindicado la responsabilidad del atentado. "Uno de nuestros muyahidines ha realizado este ataque sagrado y el denominado ministro de Seguridad y sus hombres han muerto", afirmó Ali Mohamud Rage ante los medios locales.

Al Shabab, con vínculos con la red terrorista Al Qaeda, aumentó sus ataques a principios de mayo para intentar expulsar al presidente, jeque Sharif Ahmed, en unos enfrentamientos que ya han terminado con la vida de 300 personas.

Los países occidentales, algunos de los países vecinos de Somalia y el Gobierno temen que si persiste el caos vengan más combatientes extranjeros para llevar a cabo la 'guerra santa' en el país, aumentando los riesgos para la región.

"Al Qaeda considera a Somalia un lugar estratégico, quieren hacer un refugio seguro para los criminales", manifestó el presidente durante una rueda de prensa. "Esta es una guerra internacional contra los somalíes, pedimos al mundo que nos ayude a luchar contra los terroristas internacionales", añadió.

Este grupo resiste desde hace tiempo los intentos de lasfuerzas gubernamentales de expulsarlos de la capital. Al Shabab, aliados con el grupo Hizbul Islam, controlan la mayor parte del sur de Somalia que hace frontera con Kenia y partes de la región central.