Sí, el partido islamista moderado del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, volvió a ganar unas elecciones, por cuarta vez consecutiva desde que llegó al poder, en el 2002. Pero fue una victoria agridulce, pues el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) no solo no superó la barrera del éxito de las legislativas del 2007 --casi el 47% de los votos--, sino que retrocedió hasta el 39%.

Los turcos estaban llamados ayer a renovar la Administración local y provincial de cabo a rabo. Los votantes se enfrentaban a cinco papeletas para designar a sus alcaldes de barrio, distrito y ciudad, así como las asambleas municipales y provinciales, que se eligen por separado. Y volvieron a otorgar su confianza, mayoritariamente, al PJD. La razón, para el experto en islamismo Rusen Çakir, es clara: "En Turquía no existe una oposición creíble". El PRP, centroizquierda nacionalista), solo alcanzó el 20%, y el PAN, ultranacionalista), el 16%.

Sin embargo, al AKP le han pasado factura los casos de corrupción aireados por los medios opositores y el PRP, como el desvío de fondos de la organización caritativa Deniz Feneri. También las imágenes de miembros del partido de Erdogan regalando a familias pobres carbón, electrodomésticos e incluso muñecas a cambio de votos han acentuado el bajón, ya que estos comportamientos son difíciles de ocultar en una Turquía cada vez más acostumbrada a las nuevas tecnologías.

ESTAMBUL, EN EL AIRE Precisamente, la lucha contra la corrupción fue el lema del candidato de centroizquierda a la alcaldía de Estambul, el mayor ayuntamiento de Turquía, que maneja 5.000 millones de euros al año. Los resultados en la ciudad del Bósforo no se conocían al cierre de esta edición ya que, contada la mitad de los votos y con el aspirante del PRP a solo 3 puntos del candidato de Erdogan, los ordenadores de la comisión electoral sufrieron un inexplicable fallo y dejaron de enviar datos. La oposición denunció "irregularidades" en el cómputo en varios distritos de Estambul y acusó al Gobierno de impedir que la alcaldía pase a manos del centroizquierda tras 15 años en poder de los islamistas moderados.

Además, el partido de Erdogan perdió dos importantes ciudades del sur: Antalya y Adana. En la capital, Ankara, mantuvo la alcaldía a pesar de perder casi el 20% de los votos.

Los resultados muestran que la principal sangría de votos del PJD ha sido el nacionalismo: su apoyo ha caído entre los kurdos, que consideran que el Gobierno se ha escorado hacia el nacionalismo turco, y también entre los turcos nacionalistas que, al contrario, le acusan de haberse acercado demasiado a los kurdos.

El llamado voto oculto del PJD, pues, parece que no procede tanto de una Turquía religiosa como de esa mayoría social, conservadora y nacionalista. De hecho, la pérdida de votos del PJD no benefició tanto a partidos más religiosos, sino a ultranacionalistas del PAN.