No todos los ciudadanos de Estrasburgo están encantados de acoger, los próximos 3 y 4 de abril, la cumbre del 60º aniversario de la OTAN en la que, además, Francia oficializará su regreso a la dirección militar de la Alianza Atlántica. Algunos han expresado su rechazo colgando banderas pacifistas.

El hecho de que la policía les haya forzado a quitar las enseñas ha desatado una encendida polémica. Muchas voces de cargos electos se han levantado contra lo que califican de "atentado a las libertades". En opinión del eurodiputado de los Verdes Daniel-Cohn Bendit, es "escandaloso e intolerable", además de "particularmente ridículo" prohibir las banderas de protesta, que llevan el signo de la paz pintado con los colores del arco iris y la leyenda No to NATO (No a la OTAN ).

ATENTADO A LA LIBERTAD Igualmente indignado se ha mostrado el líder centrista François Bayrou, que ha calificado la iniciativa de "atentado injustificado a la libertad de expresión". El profesor de derecho Patrick Wachsmann la considera "perfectamente ilegal". Y el alcalde, el socialista Roland Ries, juzga "compatible" la celebración de la cumbre con "el derecho democrático fundamental de la libre expresión dentro del respeto a las personas".

Las autoridades locales niegan en un comunicado haber dado la orden de hacer retirar las banderas. A unos días de la reunión, que organizan Francia y Alemania en Estrasburgo y la vecina ciudad alemana de Kehl, la capital de Alsacia teme convertirse en una "fortaleza policial" que impida toda manifestación alternativa. Entre 30.000 y 60.000 manifestantes participarán en la contra-cumbre organizada por los detractores de la Alianza Atlántica. La decisión de Nicolas Sarkozy de integrar el mando militar no solo ha sido objeto de duras críticas de la oposición sino también motivo de incomprensión de una parte de la derecha, que la juzga contraria al espíritu gaullista.