Veinte años después de su última ofensiva, la antigua guerrilla, moderada como partido, llega al poder a través de las urnas en El Salvador, para "dejar atrás la intolerancia" y buscar la "unidad nacional". En medio de una gran celebración popular teñida de rojo y recuerdos, el periodista Mauricio Funes, candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se proclamó ayer vencedor oficial de las elecciones presidenciales del domingo. Poco después, su rival, Rodrigo Avila, admitía su derrota al frente de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que ha gobernado El Salvador desde 1989.

La guerra, por fin, ha terminado. Lo primero que afirmó Mauricio Funes, que en junio se convertirá en presidente, fue: "Hemos firmado un nuevo acuerdo de paz, de reconciliación, para dejar atrás la venganza del pasado". Apoyado por la "ciudadanía que creyó en la esperanza y venció al miedo", Funes se presentó como "el presidente electo de todos los salvadoreños", dispuesto a "favorecer a los sectores más excluidos", pero sobre todo a unir a un país partido. Y buscando el "fortalecimiento de las relaciones con Estados Unidos".

JUBILO EN LA CALLE Millares de salvadoreños se lanzaron a la calle al grito de "¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!", antes de que el Tribunal Supremo Electoral diera los primeros resultados. Ya con el 92% de los votos escrutados, el candidato de la izquierda obtenía 1.250.521 votos --el 51,28%--, frente a los 1.188.168 --48,72%-- del aspirante arenero . Apenas 60.000 votos y dos puntos y medio porcentuales mostraban, como señaló Funes, que "El Salvador está preparado para la alternancia política".

Lo confirmó el perdedor, Rodrigo Avila, cuando salió a "reconocerle a Mauricio Funes, del FMLN, que en esta lucha cerrada el margen de diferencia le ha dado la ventaja". Avila le pidió "a Dios que así como le dio sabiduría al pueblo, se la dé a su partido", mientras los militantes de Arena coreaban con caras largas diversas frases del fundador del partido y los escuadrones de la muerte , Roberto D´Aubuisson: "Patria sí, comunismo no", "El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán".

Pero los rojos tiraban petardos por las calles y cantaban El pueblo unido jamás será vencido , tras escuchar en el paseo General Escalón el discurso del presidente electo. "Ahora es el turno del ofendido", dijo Mauricio Funes parafraseando al insigne poeta Roque Dalton. "Ahora es la oportunidad de los excluidos, los marginados, los auténticos demócratas", añadió. Funes gobernará "con una opción preferencial por los pobres, como quería nuestro mártir monseñor Oscar Arnulfo Romero", asesinado en 1980 por órdenes de D´Aubuisson. Pero gobernará "por el bien general".

El presidente electo trató de disipar los miedos. Aseguró "el mayor respeto y atención especial al régimen económico constitucional, la propiedad privada y la seguridad jurídica". Y dejó claro que los aspectos prioritarios en su agenda de política exterior son "la integración centroamericana y el fortalecimiento de las relaciones con EEUU".

PROXIMO A LULA Funes, que durante la campaña se declaró más cercano al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que al venezolano, Hugo Chávez, tumbaba así los anuncios descomunales que lo fotografiaron junto a éste, Fidel Castro y el nicaragüense Daniel Ortega.

El propio Hugo Chávez lo consideró inapropiado. "Es una cosa --dijo-- absurda y estúpida de la derecha de este continente que trata de usarme a mí para meterle miedo a los pueblos".