Los venezolanos esperaban anoche con ansia el resultado del plebiscito en el que el presidente, Hugo Chávez, se jugó de nuevo su futuro al frente de su revolución socialista y bolivariana, tras el auge de la oposición en las últimas consultas. Los cohetes de celebración estaban listos, después de que el jefe del Estado pusiera hasta el último momento toda la carne en el asador para asegurar su continuidad indefinida. Tras la gran movilización de sus seguidores, convirtió su votación en rueda de prensa, y dijo: "Se está decidiendo mi destino político. Como ser humano, como soldado de esta lucha, es importante. Ser o no ser..."

Rodeado de rojo pero vestido de color militar, el gobernante invocó enseguida: "¡Que se imponga la voluntad del pueblo soberano". Y aunque hace días llegó a decir que si fuera por él "les diría: voten no, ayer siguió su campaña mientras los electores acudían a los centros de votación. Antes, por la noche, los chavistas resguardaron el palacio presidencial de Miraflores con coros de Uh, ah, la enmienda sí va!" , mientras las patrullas registraban hasta la última casa para ver "quién carajo se quedó en casa" 14 meses atrás cuando el presidente perdió otro referendo.

VICTORIA SEGURA En consonancia con esa frenética actividad, el partido de Chávez, por boca de algunos dirigentes, como el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, ya anunció la victoria del una hora antes de que cerraran las urnas. "Según los sondeos realizados a pie de urna, la tendencia es irreversible", dijo.

De madrugada, los clarines y cohetes chavistas, los vehículos con altavoces y el toque de diana militar, y aún los gritos de ¡Uh, ah...! y ¡Siiiiiií despertaron a todo el país. Casi 17 millones de electores estaban convocados para pronunciarse en las urnas sobre la enmienda de cinco artículos de la Constitución Bolivariana, cara a permitir la reelección indefinida de los cargos públicos. Tras su primer revés electoral en el 2007, Chávez limitó las pretensiones socialistas y militaristas de la consulta, para ampliar la reelección a todos los cargos.

Tras la lentitud de las elecciones regionales y municipales de hace tres meses, el proceso de votación resultó fluido por lo sencillo. "Ha sido sencillo, tranquilo y rápido", resaltaron electores con la tinta indeleble en el dedo tras pulsar un o un no.

PATRULLAS CHAVISTAS La gran maquinaria roja desplegada por Chávez no solo no se detuvo, sino que se aceleró para cazar el hasta última hora de la jornada electoral, "hombre a hombre y casa por casa", como ordenó el comandante en jefe. Las patrullas chavistas, a pie y a bordo de motos --los tipos que dejaban ver sus armas incluso en algún centro de votación-- tiñeron una jornada en la que los votantes impusieron su civismo. El presidente, durante su alocución tras depositar su voto en el barrio 23 de Enero, comentó que se trató de "un día más de esta transición, de este proceso constituyente".

Los motoristas rojos llegaron hasta las puertas del centro electoral del colegio San Agustín, en el este de Caracas, bastión opositor que los partidarios del presidente Chávez empiezan a ocupar. Pero fueron recibidos a gritos por los hasta entonces pacientes votantes que esperaban en la cola. La policía metropolitana llegó pronto a ahuyentar a los provocadores, y la mayor parte de los electores acabaron también coreando abiertamente la consigna opositora: "¡No es no!".

La oposición confiaba en que las urnas le iban a decir que no a Hugo Chávez. Los teléfonos móviles recordaron primero con mensajes que "14 años son suficientes", y luego dieron a conocer algunos resultados fuera de Venezuela y supuestos resultados de sondeos a pie de urna.