Los líderes de la Unión Europea (UE) se comprometieron ayer a mantener los objetivos y plazos de su plan contra el cambio climático pese a la grave crisis económica y a las profundas divergencias existentes entre los Veintisiete sobre cómo repartir los esfuerzos a nivel nacional. La cumbre europea reafirmó el objetivo de reducir en un 20% las emisiones de gases responsables del calentamiento del planeta en el 2020 con relación a los niveles de 1990. La UE también reiteró su intención de reducir el consumo energético en un 20% en el 2020 y de obtener el 20% de la energía de fuentes renovables.

El presidente francés y presidente de la UE, Nicolas Sarkozy, dijo que en los próximos dos meses presentará soluciones apropiadas a "la situación específica" de cada Estado y teniendo en cuenta las necesidades de la industria y la economía europeas.

Sarkozy reconoció que "no fue fácil" mantener los objetivos del plan y el compromiso de aprobar sus medidas concretas en diciembre, tras las amenazas de veto de Italia y Polonia y las exigencias de otros siete países del Este de que no se ahogara su desarrollo económico.

El plan implica la introducción de un coste adicional por emisión de gases en las industrias europeas, lo que perjudica a Polonia, que obtiene su energía eléctrica de centrales de carbón muy contaminantes. Italia también argumentó que el plan tendría un coste inasumible. Para que Italia, Polonia y otros siete países del Este aceptaran reafirmar los objetivos del plan contra el calentamiento, los demás líderes aceptaron que la decisión de diciembre se adoptará por unanimidad y no por mayoría cualificada como correspondería, con lo que esos países tendrían derecho de veto. La cancillera alemana, Angela Merkel, dijo que "hará falta mucho trabajo" para pactar.

Por otra parte, los Veintisiete buscarán en diciembre una salida satistactoria para ratificar el Tratado de Lisboa.