Si se silba contra La Marsellesa, no habrá fútbol. Esta drástica decisión fue adoptada ayer por el presidente Nicolas Sarkozy como reacción a los numerosos silbidos con que fue recibida la interpretación del himno nacional francés en el inicio, el martes por la noche, del partido amistoso entre Francia y Túnez.

Sarkozy convocó ayer de urgencia en el Elíseo a la ministra de Deportes, Roselyne Bachelot; al secretario de Estado de Deportes, Bernard Laporte; y al presidente de la Federación Francesa de Fútbol, Jean-Pierre Escalettes. Mientras, políticos de todo el espectro condenaban el ataque a uno de los símbolos de la nación francesa, que en el fondo refleja el fracaso de la política de integración de los inmigrantes.

A la salida de la reunión, Bachelot declaró que cualquier partido en el que se silbe contra La Marsellesa será "inmediatamente interrumpido". "Los miembros del Gobierno abandonarán el recinto donde nuestro himno nacional sea silbado", añadió. Se decidió también que cuando en un partido se produzcan silbidos contra el himno, "todos los amistosos con el país concernido serán suspendidos durante un periodo que será fijado por el presidente de la federación", explicó Bachelot.

El partido se celebró en el Stade de France, cuyas gradas estaban ocupadas por 60.000 espectadores, la mayoría seguidores de Túnez. Los silbidos contra La Marsellesa, interpretada por la cantante de origen tunecino L m, fueron abundantes, así como los dirigidos a los jugadores franceses antes de la interpretación de los himnos. El objetivo principal de las iras del público fue el francés Hatem Ben Arfa, nacido en Clamart (sureste de París), de padres tunecinos, que jugó con la selección francesa pese a los requerimientos para que lo hiciera con Túnez.

Antes de la decisión de Sarkozy, el primer ministro, François Fillon, ya se había mostrado partidario de suspender el encuentro ante los "insultos" a Francia. "Los que quieren silbar un himno nacional deben ser privados del partido al que van a asistir", dijo. Laporte, ex seleccionador de rugby nombrado por Sarkozy secretario de Estado de Deportes, fue más lejos y propuso que los encuentros con los países del Magreb no se celebren más en París, donde se expresan las tensiones de la falta de integración. "Hay que dejar de ser hipócritas", dijo al sugerir que los partidos se jueguen "en su casa o en provincias". La secretaria de Estado de Política de la Ciudad, Fadela Amara, de origen argelino, calificó a los que silbaron de "gamberros" e "imbéciles". La oposición condenó también los "inaceptables" incidentes.