Faltaban unos minutos para las 12.00 horas cuando miles de ciudadanos de Pristina salieron a la calle, pese a la nieve, para pasear su alegría. El primer ministro kosovar, Hashim Thaçi, acababa de anunciar en una reunión con los líderes religiosos que hoy domingo la provincia serbia de Kosovo pasará a llamarse República de Kosovo.

"Por fin se escuchará la voluntad de los ciudadanos", dijo ayer por la mañana, aunque por la noche, en televisión, mantuviera la incertidumbre: "Mañana me voy a entrevistar con el presidente Fatmir Sejdiu y el presidente del Parlamento Jakup Krasniqi y vamos a decidir la fecha y de la hora de la declaración de independencia, porque Kosovo cumple ya con los requisitos".

Hasta la medianoche, la calle fue un solo grito: "Pavarësisë" (independencia). O dos: "Gëzvar Pavarësia" (feliz independencia). A falta de bandera, la ciudadanía sacó la de Albania, país con el que comparte cultura y lengua. En el centro, había casi tantas banderas de EEUU como albanesas. "Thanks, America" (Gracias, América), gritaban algunos, mientras otros aplaudían. También hubo reconocimiento para los británicos, cuya enseña lucían algunos coches y transeúntes. Y, en mucha menor medida, aplausos para Suecia y Alemania. Nada para España, a quien se identifica como aliada de Serbia, la gran vapuleada.

IMPOTENCIA SERBIA Serbia protestó ante la UE por acceder a sustituir a la ONU en la tutela del proceso, calificado de "ilegal" por Belgrado. El primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, se reunió con una delegación de los 120.000 serbokosovares, a los que pidió que sigan en sus hogares y les prometió "ayuda del Estado". En la misma línea se expresó la Iglesia ortodoxa. "Estamos esperando algo difícil y horrible", dijo el obispo Artemije en Mitrovica, ayer vallada con alambre por soldados franceses.

Los imanes también tuvieron su protagonismo. Los albaneses llenaron las mezquitas y los cementerios para recordar a los 12.000 muertos en la guerra de 1999. "Todo se lo debemos a ellos, que dieron su vida por nosotros", aseguró Fatmir, que perdió a su hijo de 23 años.

Pese a la emoción, hubo tranquilidad, como pidió ayer Thaçi: "Mañana será un día tranquilo, de entendimiento y de ejecución de la voluntad de los ciudadanos". Pese a la prohibición de lanzar cohetes, nada más oscurecer, el cielo de Pristina se convirtió en una paleta multicolor. Pero el día grande será hoy. A las 15.00 horas, se espera que el Parlamento de Kosovo proclame la independencia, y a las 18.30 horas, que Thaçi dé un discurso como nuevo primer ministro.

Hoy nace un país en Europa. Una nación que como lengua propia tendrá la de Albania. Un Estado que no tiene bandera ni himno. Un país sin industria, con una minería obsoleta y un campo casi abandonado. Una república con el 50% de sus ciudadanos en paro, que espera todo de la independencia.