Pese a los rumores que apuntan a un golpe de Estado, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, negó ayer que su país atraviese una crisis política que amenace la continuidad de su Gobierno, sin embargo, acusó al Congreso, dominado por la oposición, de haber intentado "quebrar el orden institucional" con sus maniobras para frenar la Asamblea Constituyente.

Ante la prensa extranjera, Correa aseguró que pronto derrotará a "las mafias políticas", y lo hará con el respaldo de la población. Y al mismo tiempo calificó de "irresponsable" al ex coronel Lucio Gutiérrez, el presidente depuesto en la crisis de abril del 2005, por asegurar que el país está cerca de una "guerra civil".

La situación ecuatoriana se ha vuelto explosiva a raíz de una lucha por el poder que se parece más a una comedia de enredo. El Congreso destituyó al presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Jorge Acosta, por haber convocado la consulta popular sin su acuerdo. Y el TSE, en una acción sin precedentes, destituyó al 57% de los legisladores por considerar que interferían en el proceso electoral. El tribunal decidió, además, que estos legisladores sean reemplazados por diputados suplentes.

REPELIDOS POR LA POLICIA El martes, algunos de los diputados titulares quisieron hacer valer sus fueros entrando en el Congreso, y fueron repelidos por la policía. El Gobierno, entretanto, decidió ayer "proteger" a los suplentes, que "recibieron amenazas de muerte".

Los tres últimos mandatarios elegidos en las urnas fueron expulsados por el Parlamento y por políticos que, según Correa, "están acostumbrados a botar a echar presidentes", pero no "a que los boten a ellos". El presidente negó que quiera disolver el Parlamento y no descartó una sesión extraordinaria para resolver la crisis.

CONTRA LOS RUMORES En los últimos días, el dirigente arremetió también contra los medios de prensa que han alimentado los rumores de golpe y convocó "al pueblo" a defender en las calles del país su proyecto político más preciado: una Asamblea Constituyente de corte fundacional.

En este convulso contexto, la ministra de Defensa, Lorena Escudero, dijo que, si bien se viven momentos "de gran tensión", las Fuerzas Armadas --históricos árbitros de la política ecuatoriana-- están tranquilas y hacen su trabajo "con normalidad".