Siria. La israelí Aruad Abú Shahin y su flamante marido, el sirio Muhaned Hareb, saludan tras su boda, en el puesto de control fronterizo de Kuneitra, antes de cruzar hacia Siria quizá para siempre. La joven no podrá volver a su patria hasta la firma de un tratado entre los dos países.