Bagdad se sumió ayer en el pánico ante los rumores, persistentes desde hace varios días, de la inminencia de un gran atentado. Algunos panfletos que circulaban por la ciudad anunciaban la proclamación de un "día de la resistencia", durante el sábado o el domingo, al cumplirse ayer seis meses desde el 1 de mayo, fecha en que el presidente de Estados Unidos, George Bush, anunció de forma solemne el fin de las operaciones militares de envergadura.

Muchos escolares se encontraron con unas inesperadas vacaciones ya que, presos del temor, los padres optaron por no enviar a sus hijos al colegio. En la escuela de enseñanza primaria Al Awasia los profesores pululaban por el edificio sin mucho que hacer. "De los 504 alumnos que tenemos, sólo han venido 50 y, al ver que los demás no estaban, sus padres se los han vuelto a llevar. Creo que mañana pasará lo mismo", dijo un maestro, Samir Ali.

No lejos de allí, la escuela Al Nithamia permanecía cerrada. En cambio, otra escuela de primaria, denominada Aiz al Arab, registró la asistencia de la mitad de sus 380 alumnos. "Hemos optado por juntarlos y hacer una clase de cada dos", explicó el director, Majid al Rubei.

COMERCIOS CERRADOS

En la Universidad de Bagdad tampoco hubo clases. Algunos comercios permanecieron cerrados y la presencia de las tropas norteamericanas, que reforzaron visiblemente el dispositivo de seguridad, era omnipresente. Dos tanques custodiaban el puente de Al Jamariya, sobre el Tigris, en pleno centro, mientras los helicópteros del Ejército no cesaron día y noche de sobrevolar la capital.

En Mosul, al norte de Irak, se produjo un nuevo ataque de la resistencia. Dos soldados estadounidenses murieron al estallar una bomba o una mina antitanque al paso de un convoy militar.

Tras las informaciones de que Sadam Husein coordina la resistencia, el administrador civil norteamericano de Irak, Paul Bremer, declaró que el ex dictador iraquí está "vivo" y que su captura es "la principal prioridad" de las tropas de EEUU. Desde Washington, el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, se negó a confirmar la información, aparecida la víspera, de que el depuesto mandatario se encuentra al frente de los resistentes.

La sangrienta semana que hoy acaba no ha hecho mover un ápice la posición oficial norteamericana, manifestada por el propio presidente George Bush, de que la resistencia está "desesperada". Ayer fue el general Ricardo Sánchez, comandante de las tropas norteamericanas en Irak, quien dijo que los ataques de la guerrilla son sólo un "renacimiento de violencia insignificante desde el punto de vista estratégico".