Un nuevo atentado suicida causó ayer en Bagdad al menos siete muertos, incluido el kamikaze, además de varias decenas de heridos, justo un año después de que tuvieran lugar las explosiones de Bali (Indonesia) --que causaron 202 muertos-- y cuando se cumplen tres del ataque contra el destructor norteamericano Cole en Yemen. Un coche --dos, según apuntan algunas versiones-- explotó a escasos cien metros del céntrico Hotel Bagdad, donde se alojan agentes de la CIA y militares de Estados Unidos, así como algunos miembros del Gobierno provisional iraquí.

El coronel Peter Mansoor, de la Primera División Acorazada, precisó que todas las víctimas eran iraquíes. El Hotel Bagdad, uno de los lugares más protegidos de la capital iraquí, no se encuentra lejos del Hotel Palestina, donde residen numerosos periodistas extranjeros desde antes del inicio de la intervención contra el régimen de Sadam Husein. Precisamente a fieles al dictador derrocado o a miembros de Al Qaeda --como es habitual en los últimos atentados-- atribuyó la policía iraquí el ataque.

MAS PROTECCION

Fuentes oficiales en Bagdad insistieron en apuntar que el hotel afectado no era una instalación de la CIA. Después de recibir amenazas hace tres semanas, las fuerzas de la coalición internacional levantaron un muro de hormigón para ofrecer más seguridad al edificio.

El automóvil de los terroristas intentó cruzar el control de seguridad, pero carecía de los documentos necesarios. "Cuando el coche no se paró, los policías iraquíes abrieron fuego para impedir su acercamiento al hotel", explicó el coronel Mansoor. El kamikaze accionó los explosivos a 20 metros del control.

La detonación de los explosivos de TNT del coche abrió un cráter de tres metros por tres metros. Más impactante fueron las escenas vividas por los supervivientes: trozos de carne esparcidos por el suelo y columnas de humo negro en el cielo.

Las mujeres con chador negro y el rostro bañado en lágrimas gritaban ante los soldados norteamericanos los nombres de sus hijos empleados en el hotel. "Estaba trabajando cuando escuché una explosión fuerte. Mis colegas y yo caímos al suelo", declaró a la agencia France Presse Maytham Bahgat, empleado en el banco Al Jaleej, cercano al Hotel Bagdad. Bahgat fue trasladado al hospital Kindi, donde también fueron atendidos más de tres decenas de heridos en la explosión.

SEGURIDAD INSUFICIENTE

El ministro de Planificación iraquí, Mehdi al Hafez, consideró que estos ataques "sirven a los intereses de los enemigos de Irak". Según afirmó el ministro, las medidas de seguridad desplegadas en su país son insuficientes y las fuerzas de la coalición anglo-norteamericana es "responsable de la seguridad".

Su colega en el Gobierno, Muafak al Rubai, resultó herido en un brazo a raíz de la explosión cuando se encontraba hablando con un periodista del diario norteamericano The Washington Post. "La explosión nos tiró al suelo", relató ayer el informador Rajiv Chendrasekaran.

El líder del Partido Democrático del Kurdistán de Irak, Masud Barazani, denunció ayer que los ataques contra las tropas estadounidenses en su país están perpetrados por grupos procedentes del exterior. Durante su estancia en Egipto, el dirigente kurdo aseguró: "La resistencia que afrontan las tropas norteamericanas no es del pueblo iraquí, sino de grupos de infiltrados desde el exterior, que llegaron a Irak para ajustar sus cuentas con Estados Unidos".

OTROS INCIDENTES

Ayer, los miembros de las fuerzas de Washington fueron atacadas en Bagdad y en Tikrit, el ex feudo del derrocado líder iraquí Sadam Husein, resultando heridos cuatro militares estadounidenses.