Francia quedó ayer semiparalizada por la "movilización general" convocada por cinco sindicatos contra el proyecto de reforma de las pensiones aprobado por el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin. Aún sin llegar a los niveles del 13 de febrero, los paros en los transportes sembraron el caos en los aeropuertos y en algunas de las principales ciudades francesas.

Casi la mitad de las escuelas infantiles y de primaria no abrieron, y decenas de miles de personas (500.000, según la policía, y 1,5 millones, según los sindicatos) se manifestaron para pedir que se reanude el diálogo. El Gobierno, que aseguró constatar el comienzo de "un movimiento de repliegue" en las movilizaciones, hizo hincapié en que ya acabó "el tiempo de la negociación".

Los paros afectaron principalmente al tráfico aéreo y ferroviario. La huelga de controladores obligó a suspender el 80% de los vuelos y provocó serios trastornos en los países vecinos, incluida España, donde fueron cancelados más de 40 vuelos. De las estaciones de ferrocarril francesas salió, de promedio, uno de cada tres trenes previstos, mientras que en los transportes urbanos la movilización fue desigual.

PROTESTAS EN AUSTRIA

Mientras, en Austria, las grandes ciudades vivieron ayer su mayor huelga desde la segunda guerra mundial. Se trata del tercer paro nacional que se produce en un mes, en protesta por los recortes en las pensiones y el retraso de la edad de jubilación.