En Irak, internet apaga la sed, el ansia de saber de una población que quiere enterarse de qué está pasando en torno a su país, y que busca, en definitiva, las respuestas a todos los interrogantes que a uno se le pasan por la cabeza cuando ve que su tierra está en el punto de mira de EEUU.

"Los iraquíes queremos saber. El problema es que aquí las antenas parabólicas están prohibidas, así que no podemos ver las cadenas internacionales de televisión, y sólo tenemos acceso a la televisión y a la prensa oficial", explica Ahmed, un licenciado en Filología Francesa, que confiesa: "Internet me permite informarme, pues puedo acceder a los diarios franceses. Creo lo que dice la televisión iraquí, pero me interesa también conocer cómo se ve esta crisis desde fuera. En la actual situación, necesitamos saber más".

Aunque pueda parecer extraño, ni la página web de la CNN ni de la BBC están vetadas. Fácilmente, y a una velocidad razonable, se puede acceder a la información que proporcionan ambas cadenas, los grandes medios de comunicación de EEUU y Gran Bretaña, los dos países que precisamente abogan por atacar a Irak. De hecho, como dice Ala, el ingeniero informático de Tina, el único café internet privado que por el momento hay en Bagdad, "son precisamente las páginas de la CNN, la BBC y Al Jazira las más visitadas".

"La mayoría de personas que acuden a este cibercafé vienen a ver noticias, a informarse", explica Mustafá, director del establecimiento. "El régimen --sostiene-- tomó una gran decisión al autorizar la instalación de internet. EEUU quería aislarnos. En los últimos 10 años no hemos visto nada del mundo y ahora, en cambio, podemos saber qué pasa afuera".

ENORME RETRASO

Ese ansia de saber y la posibilidad de echar una ojeada al mundo tienen parte de culpa del enorme éxito que han tenido en Bagdad los cafés internet, que no fueron autorizados hasta 1999. Su aparición fue una acción sorprendente de un régimen que, obsesionado por el control de las comunicaciones, sigue prohibiendo las antenas parabólicas y los teléfonos móviles. Hasta hace dos años, era muy difícil obtener un teléfono con línea internacional.

Quizá por eso, en Irak, internet es diferente. La red no es aquí un campo abierto donde todo es accesible. Los iraquíes pueden tener acceso a las webs de los principales medios de comunicación del enemigo estadounidense, pero no pueden tener una cuenta de e-mail en los servicios más internacionales de correo electrónico. "No hay acceso a esta página", es el mensaje que aparece tan pronto se intenta entrar en Hotmail o Yahoo.

MAILS VETADOS

Según el director del café internet público de la calle Saadun, el primero que abrió en todo Irak, la prohibición de tener acceso a los mails internacionales "es una medida adoptada por el Gobierno para evitar que, a través de esos correos, nos lleguen virus que destruyan el sistema informático iraquí".

Para los que no pueden tener internet en casa, la única manera de conseguir un e-mail es utilizar el buzón de un café internet público. Y eso significa un mismo e-mail para todos los clientes, que está controlado por los funcionarios del café.

Para abrir una cuenta de e-mail en casa, hay que ir al Ministerio de Información, que controla el único servidor del país, pedir una autorización oficial y presentar dos fotos, una instancia, fotocopias del carnet de identidad y numerosos documentos más.

Sólo entonces, si la autoridad lo estima conveniente, se puede tener un e-mail, vigilado por los servicios del régimen. Según un joven usuario que tiene correo electrónico en casa, "cuando las cosas van bien, los mensajes tardan entre media y una hora. Pero si hay problemas, el mensaje puede no llegar a su destino hasta el día siguiente".

Y ahora las cosas van mal, muy mal, sobre todo desde que, hace dos semanas, la CIA envió una octavilla cibernética, un mensaje en árabe a todas las cuentas de e-mail que hay en Irak. "Si usted conoce o tiene indicios de dónde esconde el régimen iraquí armas de destrucción masiva, contáctenos", decía el mensaje. "Se notaba que habían traducido el texto del inglés, pues la manera en que estaba escrito era muy rara", dice el joven internauta. Sin embargo, ese mensaje hizo que las autoridades cortaran internet durante dos días y que el control aumentara.

Además, tener internet en casa es todo un lujo. "Hay que pagar 250 dólares (250 euros, 41.596 pesetas) al año que dan derecho a mil horas de conexión, algo que muy poca gente puede permitirse", dice el joven internauta. Es por eso que los cafés, donde la hora de conexión cuesta 1.000 dinares (0,4 euros, 67 pesetas) son el recurso de la mayoría.

BRECHA AL AISLAMIENTO

La llegada de la red alivia la sensación de asfixia que genera el aislamiento del saber que los profesores iraquíes habían sufrido en la última década en que el embargo les impidió estar en contacto con sus colegas extranjeros y les tuvo al margen de lo que se hacía y se investigaba.