Ni el alarde oratorio del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ni la panoplia de informaciones secretas desplegada ante el Consejo de Seguridad, ni siquiera las promesas económicas y amenazas belicistas, han logrado doblegar la resistencia de varios de los aliados de Washington a los planes de guerra contra Irak. Pero lo que sí ha conseguido la Administración de Bush es dividir profundamente a la OTAN, paralizada ayer en un "procedimiento de silencio" que muestra elocuentemente su incapacidad para hablar con una sola voz.

El bloqueo de la Alianza Atlántica le está impidiendo acudir en ayuda de uno de sus miembros --Turquía, a la que Estados Unidos ha pedido auxiliar ante la amenaza de guerra que el propio Pentágono ha creado-- porque el eje franco-alemán sostiene que activar los planes de defensa de un socio equivale a dar por perdida la batalla de la paz.

PAPEL VITAL

EEUU no ha dudado en abrir tan peligrosa fractura en la Alianza Atlántica porque el papel de Turquía es vital para la campaña bélica en el norte de Irak, que debe retener allí a gran parte del Ejército de Sadam mientras el grueso de las fuerzas invasoras norteamericanas avanzan hacia Bagdad desde el sur.

Y Washington no ha escatimado fondos (más de 4.000 millones de euros o 665.000 millones de pesetas) ni ahorrado presiones a Ankara para lograr que, ayer mismo, el Parlamento turco aprobase la modernización de las bases de EEUU en Turquía. Primer paso del permiso oficial que el Gobierno islamista turco --asfixiado por una grave situación económica-- dará sin duda al Pentágono para conducir sus tropas a través del país, camino de Irak.

Pero los presidentes francés, Jacques Chirac, y ruso, Vladimir Putin --ambos con poder de veto en el Consejo de Seguridad--, hablaron ayer por teléfono y acordaron que no hay pruebas de que Irak posee armas de destrucción masiva, por lo que hay que hallar una solución diplomática.

Como respuesta, el presidente norteamericano, George Bush, salió pocas horas después a la palestra para repetir todas las acusaciones de Powell y proclamar, con tono cortante, que "el juego se ha terminado" y que "Sadam Husein será frenado". Bush también presionó al Consejo de Seguridad: "No debe dar marcha atrás cuando un dictador ha desafiado y burlado sus demandas".

HACIA LA CONTIENDA

El presidente dijo que EEUU "sería favorable y apoyaría" una segunda resolución del Consejo de respaldo a sus exigencias, pero advirtió: "Ha de demostrar que sus palabras van en serio". Así que, con el envío de más tropas y de otro portaviones al Golfo, Bush se precipita hacia una contienda que su propio secretario de Estado reconoce ante el Senado que debe servir fundamentalmente para "remodelar" todo Oriente Próximo en beneficio de los intereses de EEUU.

Los inspectores de armamento, por su parte, advierten de que el tiempo se agota porque la guerra será inevitable si en su próximo informe --el día 14-- no pueden constatar "un cambio drástico en los términos de la cooperación" del régimen iraquí.