El campus que me abrió las puertas a la programación :: Prensa Ibérica para Telefónica

El campus que me abrió las puertas a la programación

Por Gema Carrasco
He asistido al Open Day de 42 Madrid para conocer en primera persona este campus gratuito con una metodología disruptiva, sin libros ni profesores y donde podría convertirme en programadora sin tener conocimientos previos

Como redactora que soy, podéis imaginar que vengo del mundo de las letras. Me muevo en el entorno digital así que entiendo lo básico de html, cms y sé que existen diferentes lenguajes de programación como JavaScript o Python. Poco más. Cuando me invitaron al Open Day de 42, un taller de programación para no programadores donde introducirte en el mundo del código, estaba entre emocionada y asustada. ¿Cómo voy a ir a “programar” si soy de letras? Pero la metodología de 42 es innovadora, disruptiva y sitúa a los estudiantes como protagonistas de su propio aprendizaje basado en el ‘peer to peer’ (de igual a igual) y la gamificación.

Acudí a las 16:00 horas al Distrito de Telefónica en Madrid. Entre mis compañeros del Open Day había personas de todas las edades y profesiones. Nos contaron que el proyecto nació en 2013, cuando un empresario se dio cuenta de que no encontraba talento digital para su empresa. Entonces decidió invertir en un proyecto que ayudaría a la transformación de la sociedad a través de la educación y la empleabilidad. A España llegó en 2019 de la mano de Fundación Telefónica a Madrid y también está en Urduliz (Bizkaia) y Barcelona y en enero se abre el primer campus en Málaga.

Como curiosidad, su nombre hace referencia a un concepto procedente de la saga de libros de Douglas Adams “Guía del autoestopista galáctico”. Para el sentido de la vida, el universo y todo lo demás: la respuesta es 42. Justo, este número cobra mayor relevancia entre la comunidad de programadores ya que 42 es 101010 en binario y el carácter número 42 en ASCII es el asterisco, que se considera un comodín. Todo un guiño a lo que se viene a aprender aquí.

Para que conociéramos qué es 42 en primera persona, Jaime y Pablo, estudiantes de 42, nos contaron su propia experiencia. “Al principio cuando llegas no entiendes nada, pero luego te das cuenta de que has aprendido mucho. No tienes profesor al que preguntar, solo a tus compañeros que igual están más perdido que tú”, nos cuenta Pablo. Antes de que te admitan tienes que pasar por un período conocido como la piscina. Son 26 días presenciales en el campus programado en los que tienes que dar lo mejor de ti mismo. Sobre ello, Jaime nos dio la clave de 42 y es que “compites contigo mismo mientras ayudas a los demás a enriquecer el entorno”. Y es que, en 42, avanzas de la mano de tus compañeros. No hay plazas limitadas, por lo que la piscina es un período en el que no compites contra tus compañeros. Cualquier persona interesada en la programación, independientemente de sus conocimientos, puede probar el modelo transgresor de 42 que ofrece formación en oportunidades laborales como ciberseguridad, big data, inteligencia artificial, blockchain o IoT. Los estudiantes suelen estar una media de 3 años y salen preparados para el mercado laboral. Este método garantiza el 100% de empleabilidad y los que lo cursan obtienen una media de ocho ofertas de trabajo por estudiante durante el tiempo que permanecen en el programa. La metodología consigue que las personas que salen de aquí sepan relacionarse, hacer equipo y optimizar el tiempo. Hay dos lemas en 42: up to you (depende de ti mismo) y “aprender a aprender”, una nueva manera de experimentar la vida.

Comienza el reto

Tras esta breve explicación sobre el proyecto, nos pusimos por equipos para resolver nuestro primer reto (que no desvelaré por si os animáis a apuntaros al Open Day). Solo un adelanto: para encontrar la solución es imprescindible la colaboración de todo el equipo. Una muestra de la filosofía de 42.

Una vez superado, siguiente reto. Cada uno nos pusimos en un ordenador y abrimos un archivo con las instrucciones. Nuestros únicos aliados eran los compañeros de alrededor y Google. Nos advirtieron: “Las sillas tienen ruedas para que podáis moveros por todo el espacio y hablar con el resto de compañeros”. ¡Qué buen consejo! El ejercicio estaba basado en el lenguaje de programación Linux y había que ejecutar un comando. Está claro que tener conocimientos en programación era una ventaja considerable. Así que tras sentarme delante de la pantalla y que Google no me aclarase todas mis dudas, rodé hasta los sitios de mis compañeros, pero no conseguía aclararme. Hablé con mi compañera de la derecha, Carmela. Ella estudió derecho y había venido a probar porque su hijo llevaba dos años en 42. Intentamos ayudarnos mutuamente, pero estábamos un poco estancadas. Javier se percató de ello y vino a explicarnos lo que él había averiguado. A su vez, a él se lo había explicado Alberto. Estábamos a punto de resolverlo, pero… se acabó el tiempo. Si hubiéramos tenido más tiempo, estoy segura de que Carmela y yo lo hubiéramos conseguido. Al terminar nos lanzaron una pregunta: ¿Cómo habéis podido avanzar? Y casi al unísono todos dijimos: con la ayuda del compañero.

La experiencia de los estudiantes

No hay libros, ni profesores y está abierto 24/7. Una metodología totalmente revolucionaria, pero quién decide entrar y aprender, es porque realmente quiere. Y gratis. Una oportunidad tanto para gente que quiere formarse en programación como reinventarse en los empleos del futuro. Además, se hace mucha piña. Me acerqué a un grupo de cuatro jóvenes que estaban por el campus para que me contaran su experiencia y descubrir cómo habían acabado allí.

Raúl, que conoció 42 por un artículo en el periódico, había estudiado un grado superior de robótica. A priori parece que puede estar relacionado pero el joven nos asegura que no. “En 42 está todo muy gamificado, es como un videojuego y vas pasando niveles”. Una vez pasado período de la piscina, pasas a ser estudiante y tienes una serie de retos troncales, comunes a todos y una vez superado eso, hay ramificaciones que se corresponderían a las especialidades: inteligencia artificial, big data, ciberseguridad… Una vez superada la parte troncal, puedes irte a otro de los campus que hay en el mundo: París, Roma… Todos los campus están interconectados y se retroalimentan entre ellos.

Javi decidió dejar Galicia y trasladarse a 42 Madrid. Al terminar bachillerato se tomó un año sabático para decidir que hacía con su vida. Estaba mirando universidades y se topó con 42. Ya lleva un año y medio y reconoce: “Estoy encantado, disfruto con los compañeros, con el ambiente y me encanta pasar horas aquí”. El horario es libre, tú decides el tiempo que quieres pasar. Por ejemplo, Javi pasa una media de 9 horas al día. Pero entre sus compañeros los hay que pasan 7 horas y otros 12. “Como es flexible depende de ti y de lo que quieras avanzar. Cada uno tiene su ritmo y es posible compatibilizarlo con trabajo”, admite. Hay una zona con camas literas para la gente que necesita tomarse un descanso. Si un día pasas muchas horas también es necesario descansar un rato para seguir rindiendo.

Por su parte, Alejandro que se había formado como fotoperiodista reconoce que solo sabía un par de cosas de maquetación, ha aprendido de 0 desde que entró en julio. “Lo que 42 hace muy bien es que te hace ver que hay mil maneras de resolver los retos, te adaptas tú a la metodología y la metodología a ti”.

Manu, que venía del mundo del diseño hasta que decidió probar suerte en el campus, reconoce que estar con gente te hace que te motives más. Además, “aprendes a quitarte el miedo y gestionar la frustración”.

Ahora toca reconocer que sí, me han convencido que podría programar. No es banal, hay que dedicarle tiempo y esforzarse, pero sé que podría. No hay gente torpe o buena, hay estudiantes motivados y con ganas de absorber conocimiento. Y es que todas las formaciones de 42 están enfocadas en la empleabilidad del futuro y el campus es una oportunidad única.

Si estás interesado, puedes entrar y registrarte para hacer las pruebas de 42 Madrid y convertirte en un estudiante más. Es completamente gratuito.

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