La carrera en el arbitraje para María José Villegas Navas ha llegado a su final. La cordobesa anunció, a través de una sentida carta en redes sociales, su adiós a los terrenos de juego tras una terrible lesión de rodilla -en noviembre de 2019- que la mantuvo lejos de los encuentros hasta el día de hoy. A sus 30 años pasará a la historia por forma parte del grupo de las 20 pioneras designadas por el Comité Técnico de Árbitros (CTA) para arbitrar partidos en la Primera División del fútbol femenino durante el curso 2017-18. Ese debut en la Ciudad Deportiva Andrés Iniesta, con un choque entre el Albacete y el Madrid, fue el punto de partida a una brillante trayectoria que también la llevó a dirigir compromisos en Tercera División masculina -siendo la primera mujer andaluza en lograrlo-.

"Siempre seré una enamorada del arbitraje"

"Aunque ya queda muy atrás la última vez que pisé un campo de fútbol, siento que todo lo que me ha dado el arbitraje merece una DESPEDIDA, así, con mayúsculas, como todo lo que me ha aportado, que ha sido enorme", recogió María José en su inicio. "A nadie le gusta irse de donde es feliz, pero si algo he aprendido durante este más de año y medio es que no todo está siempre bajo nuestro control y tanto la lesión como la pandemia se han encargado de recordárnoslo". Por ello, "aceptar los cambios, abrirse a nuevas experiencias y cerrar etapas es clave para avanzar", consideró.

Asimismo reseñó que nunca se habría imaginado que "decidir probar suerte con un silbato me fuera a regalar tanto". Entre los aspectos a destacar en esta etapa señaló que había "madurado, puesto a prueba física y mentalmente, entrenado la resiliencia, ganado en autoestima y confianza y un sinfín de cosas más". No obstante, lo que más le enorgulleció fue "el vínculo tan bonito creado con mi abuelo y los viajes y experiencias vividas con personas increíbles que forman parte de este colectivo y que puede llamar amigos".

María José apuntó que se sentía "afortunada de haber podido arbitrar masculino, femenino y fútbol playa en poco tiempo", una circunstancia que le brindó la oportunidad "de hacer historias con ascensos y llevando con gran orgullo el ser la abanderada de mi tierra, representando a Córdoba y a Andalucía a nivel nacional", un hecho que, de manera coloquial, definió como "una pasada".

Por último quiso agradecer "a los que vieron en mí aptitudes y me respaldaron y ayudaron a mejorar sobre el campo". Y es que la cordobesa siempre será "una enamorada del arbitraje" y es quien es, en parte, "gracias a él". Solo le quedó animar "a los que ya forman parte de este bonito mundo y a los que están por venir, que luchen y disfruten" focalizándolo especialmente "a las chicas y al fútbol y al arbitraje femenino, esto es ya imparable".