El Colegio Británico de Córdoba nace de un sueño, de la ilusión de un grupo de padres que buscaba la mejor educación para sus hijos. Hoy, más de dos décadas después, ha dado comienzo un curso muy especial para los que fueran alumnos pioneros del centro. El año escolar 2021/22 será recordado por ser el curso en el que entraron al colegio los hijos de los primeros alumnos que pisaron las antiguas instalaciones de La Colecilla. O lo que es lo mismo, los nietos de esos padres valientes que apostaron por una educación británica en Córdoba.

La directora general del BSC, Ana Ortiz, formó parte de esa primera generación y hoy dirige, junto a Caroline Ward, Directora Académica, la educación de casi 500 alumnos. Su propósito es transmitir “Ilusión, dar continuidad y creer en el proyecto desde la experiencia”, de ahí que viva este hito de una forma muy especial.

Sam Livermore, maestra de Infantil, trabaja en el aprendizaje de Jose Simeón Kiko Simeón

Rosana Torrecillas se ha convertido en la primera antigua alumna que escolariza a su hijo en el colegio, lo que supone para la institución un plus de estímulo por seguir haciendo las cosas con la misma filosofía y metodología.

Rosana ha sido la primera, pero pronto esta segunda generación se ampliará. “El Colegio Británico marcó nuestras vidas y hoy siento que recogemos el fruto de lo que se viene haciendo desde 1998”, apostilla Ana Ortiz.

UNA HUELLA IMBORRABLE

Rosana Torrecillas entró al BSC con 11 años, a Year 7, equivalente a sexto de Primaria. “Venía de otro centro y comenzar a estudiar en el Británico fue un cambio radical”. Pese a que ya han pasado unos años, la ahora odontóloga recuerda que aprendía sin darse cuenta. “El sistema que utilizan es mucho más abierto y flexible, todo era muy práctico”. Eso sí, reconoce que “el hecho de que estuvieran hablándome todo el rato en inglés, me costó un poco, pero porque ya tenía cierta edad. Aún así, a los dos o tres meses de empezar el curso ya entendía casi todo lo que me decían; y poco después, también sin darme cuenta, estaba hablando inglés”. Por todo esto, “hemos decido que nuestros hijos estudien aquí, creo fielmente en su método y se que van a salir preparados como de ningún otro sitio, con un nivel de inglés bilingüe, conseguido casi sin esfuerzo, y que de otra manera sería casi imposible”, explica Rosana.

Este curso lo ha iniciado su hijo mayor, Jose Simeón, de tres años. “Los primeros días le costó un poco, también porque él no ha pasado por guardería, así que ha sido su primera vez en un aula con más niños. Pero al tercer día ya se levantaba emocionado por ir al cole de los grandes. Jose ha madurado mucho en muy poco tiempo, cada día nos sorprende siendo más autosuficiente, por ejemplo, a la hora de comer”.

“Me genera mucha tranquilidad y alegría que los que fueron mis profesores, ahora lo puedan ser de mis hijos. Recuerdo con mucho cariño a mi profesora de Lengua Española, que sigue dando clases en el centro; o a Teresa Millán, que entró a hacer prácticas cuando yo era alumna, sigue allí y ahora es una de las maestras de Jose”. Para Rosana, algunos de sus profesores del Británico le marcaron y aún sigue nombrándolos en su día a día, “así que creo que también es uno de los motivos por el que mis hijos, el año que viene entrará Olivia, van a formar parte de la familia BSC. Lo que un día te enseñó un buen maestro en un aula, al cabo de los años lo sigues aplicando, sigues aprendiendo de ellos. Quiero que mis hijos también tengan esta oportunidad”, sentencia Rosana.

Teresa Millán dio clase a Rosana y ahora es la maestra de su hijo Kiko Simeón

UN COLEGIO VIVO

La frescura y las ganas con la que se inició este proyecto en 1998 siguen intactas. Como bien apunta su directora, “mantenemos una columna vertebral de profesores desde nuestros comienzos, pero renovamos todos los años con profesores jóvenes, procedentes de diferentes partes del mundo. De eso se alimenta el colegio y hace que sigamos avanzando y adecuando nuestro método para estar a la última”.

El BSC educa y forma a los alumnos para que desarrollen una base ética personal firme y sólida, fundamentada en el respeto mutuo y en el cuidado y atención a los demás, presidida por un profundo sentido de la responsabilidad. Su método busca la excelencia educativa a través del trabajo continuo y eficiente, la reflexión personal y la colaboración mutua entre alumnos, padres, madres y profesores. Todos los miembros de la comunidad educativa son tratados por igual, adoptando una actitud de respeto, libertad y sentido democrático, valorando y aceptando las diferencias individuales de raza, opinión y creencias.

Con todo esto, el British School of Córdoba es una apuesta ganadora, donde los niños se pueden desarrollar desde infantil (3 años) hasta Bachillerato, siendo este el preámbulo de unos estudios superiores que podrán afrontar con garantías gracias a la formación recibida.

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