Hoy y mañana, a las 20.30 horas, en el Gran Teatro se pondrá en escena la obra original de David Mamet, Trigo sucio, según la versión de Bernabé Rico, dirigida por Juan Carlos Rubio con el diseño de escenografía de Curt Allen Wilmer. Son sus intérpretes Nacho Novo, Eva Isanta, Norma Ruiz y Fernando Ramallo. Trigo sucio, del dramaturgo y director de cine estadounidense David Mamet, se estrenó mundialmente en Londres bajo el título de Bitter Wheat y con John Malkovich como protagonista. Por lo tanto, España es el segundo país que monta y sube a su escenario este texto, que no es una comedia de «carcajada fácil», sino una comedia «inteligente» dotada de un humor negro, ácido y especial.

Esta nueva obra de Mamet toca temas recurrentes como el abuso de poder y los juicios mediáticos. El espectáculo se ambienta en la meca del cine, donde el jefe de un estudio cinematográfico dedica su tiempo a seducir a artistas guapas, comprar a la prensa y hacer películas de nulo interés cultural. Para él tan solo importa el sexo, el poder y el dinero; todo ello hasta que una joven aspirante a actriz se resiste a ponerle precio a su carrera, lo que precipitará la caída del magnate hasta lo más hondo del escalafón social.

Juan Carlos Rubio dirige esta versión de Bernabé Rico, basada en las cloacas del Hollywood dorado, y cuenta en la interpretación de cuatro fantásticos actores con una amplia trayectoria profesional. Nacho Novo interpretará al productor de cine Barney Fein, Eva Isanta dará vida a Sondra, su asistente; Fernando Ramallo será Charles, un joven guionista, y Norma Ruiz se meterá en la piel de Irina, la actriz rusa que hará que las cosas empiecen a cambiar en Hollywood.

En lo que respecta a la trama de la obra teatral, el mismo Mamet deja su particular punto de vista a modo de «notas a pie de página». El negocio de la prensa sensacionalista consiste en vender crímenes y sexo. Por desgracia, la prensa supuestamente más elevada trabaja de forma similar, enalteciendo la gravedad de la noticia en lugar de simplemente comunicarla.

Los escándalos en las altas esferas siempre han sido la principal fuente de ingresos de la prensa. Los seres humanos nos deleitamos en el hundimiento del poderoso. La alegría o tristeza que sentimos por la revelación de sus pecados excusan, y por lo tanto validan, nuestros propios sueños de grandeza. La falta de conciencia, de vergüenza o de cuidado puede llevar a muchos a complacerse en conductas abusivas y delictivas. Los poderosos o favorecidos, que además no suelen preocuparse por ser descubiertos, se exponen sin tapujos ante aquellos que están bajo su poder. En ningún sector es esto más cierto que en el cine.

Para muestra sirva esta Trigo sucio, que tantos puntos en común recuerda con el suceso real de Harvey Weinstein (productor de Shakespeare in Love) que después de muchas denuncias por acoso sexual fue expulsado de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas. Es esta una puesta en escena que cuenta, a priori, con el buen hacer demostrado por Mamet y Juan Carlos Rubio, a los que hemos visto juntos en otros montajes como Razas y Muñeca de porcelana.