El paraje más interesante es el Peñón de la Salina, en cuya base el arroyo ha excavado en la roca su lecho con pozas y pequeños saltos de agua. A partir de aquí el sendero se transforma en camino terrizo que se adentra en un olivar, hasta llegar a la carretera CO-8213, a unos 100 metros del hotel rural Cortijo de la Prensa. Merece la pena que dediquemos unas palabras a esta edificación vinculada a una explotación de huerta y olivar de alrededor de 4 hectáreas, que estuvo dotada de un pequeño molino de aceite industrial.

Hace años, este cortijo se convirtió en un hotel de lujo muy adecuado para desconectar y dejarse envolver por el paisaje de las Subbéticas. Desgraciadamente, en la actualidad se encuentra cerrado y con muestras de abandono. Quizás algo tenga que ver el desbordamiento hace unos años del arroyo de las Fuente de las Cañas y que le ocasionó cuantiosos daños. Algo parecido le ocurrió al cortijo de La Muralla, del que ya hablamos semanas atrás. ¿Qué está pasando? Si ambos cortijos acumulan más de un siglo de existencia, sobreviviendo a las numerosas avenidas de los arroyos aledaños que han podido producirse al cabo de tanto tiempo, es porque estas arroyadas seguramente fueran menos desastrosas porque no había tanto olivar y el que había no estaba sometido a un laboreo tan intenso, conservándose manchones de matorral en linderos y anchos bosques de ribera en las vaguadas, que sujetaban el terreno. Sin una cubierta vegetal protectora contra la fuerte erosión de las empinadas laderas de la zona se pierden ingentes cantidades de suelo tras las tormentas y lluvias torrenciales que siembran la destrucción a su paso.