Muy pronto, aparece al fondo el cortijo de la Fuente de la Higuera, pero antes, a nuestra izquierda, en la ladera suroeste del Peñón del Grajo, se encuentra un interesante manantial. Aparecen varios puntos de surgencia a lo largo de unos 30 metros lineales más o menos horizontales, constituyendo un manantial de gran importancia ambiental, por ser una de las pocas surgencias que se encuentra en estado natural en esta comarca. Se conserva la típica comunidad vegetal edafohigrófila, con especies de gran interés botánico, y sustenta la que, posiblemente, sea la única población en la provincia de Córdoba de un bello arbusto rosado, la brecina (Erica terminalis).

Llegamos al abandonado y ruinoso cortijo de la Fuente de la Higuera, situado en un lugar de singular belleza, en una pequeña pradera entre montañas y con hermosas vistas. Unos metros por encima del cortijo está la fuente que le da nombre. Presenta una cañería moderna que vierte sus aguas a una pileta. Esta, a su vez, lo vierte a una conducción más moderna formada por tubos de plástico cortados por la mitad. En época de lluvias abundantes, el copioso caudal del arroyo recién formado da lugar, unos 500 metros más abajo, a unas preciosas cascadas.

A partir de este punto, la pista se hace más estrecha y pedregosa, la pendiente se acentúa notablemente y la ruta describe frecuentes curvas, a través de un árido paisaje desarbolado donde sólo encontramos aulagas y matagallos. Llegamos así al puerto de la Higuera, situado a 1242 metros, que constituye el enlace entre la sierra de Alhucema al noreste y la Sierra de Rute, al suroeste; y por donde se puede conectar con el puerto del Cerezo.