Vuelven al Gran Teatro los conciertos de abono tras el paréntesis habitual; el quinto de la temporada y primero del año reúne dos obras poco conocidas y menos programadas de sendos autores franceses y coetáneos, Camille Saint-Saëns (París 1835, Argel 1921) y Georges Bizet (París 1838, Bougival 1875): más que homogeneidad, uniformidad en el programa.

La formación estará dirigida el jueves 19 por Miguel Romea, entusiasta director madrileño que nos visitó en la temporada 2012-2013, demostrando una notable capacidad de comunicación con obras de Delius, Chabrier y Goldmark. Romea ha sido director titular de la Joven Orquesta de Extremadura y de la Filarmónica Beethoven de Campo de Criptana y mantiene desde el 2010 la titularidad en la dirección de la Orquesta Sinfónica Verum. Asimismo, Artaches Kazarian, ayuda de concertino de la Orquesta de Córdoba, interpretará la parte solista en el Concierto para violín número 3, en si menor, Op. 61 de Saint-Saëns.

El concierto de Saint-Saëns es una obra que merece algo más que una atención respetuosa según Tranchefort: «Obra elegante y calurosa a la vez, preservada de ese virtuosismo un poco vano que mancilla tantos otros conciertos de violín del compositor, este tercer concierto no pretende rivalizar con las grandes partituras románticas, pero los violinistas lo aprecian por su soltura y no por su facilidad…». La pieza -dedicada a Pablo Sarasate y estrenada por él en 1880- es extremadamente brillante y permite valorar no solo la técnica, sino también la pureza de emisión del instrumento solista frente a los sobrios efectivos orquestales requeridos para su interpretación. El Allegro non troppo está construido sobre dos temas: el primero enérgico y el segundo en forma de cantilena. El Andantino quasi allegretto es una especie de Lied con ritmo de barcarola en el que el violín canta libremente sobre el balanceo de las maderas. En la conclusión, Molto moderato e maestoso-Allegro non troppo, la orquesta solo asegura el sostén de las necesarias transiciones, otorgando al solista la posibilidad de valorar las líneas melódicas: la conclusión comienza majestuosamente en los instrumentos de metal, pero el brío violinístico recobra inmediatamente sus derechos en la breve coda.

Esbozada en Roma en 1860 y rehecha en 1866, la Sinfonía Roma, en do mayor de Bizet no se terminó hasta 1868. La obra es más una fantasía sinfónica en cuatro partes -comparable a la posterior Aus Italien, de Richard Strauss- que una sinfonía. Los títulos de parte de esta «falsa sinfonía» fueron sugeridos por Jules Pasdeloup, que dio la primera audición parcial de la obra en París en 1869. Destacan la delicada instrumentación y el evocador papel de las trompas en el primer movimiento, Una caza en el bosque de Ostia, el recogimiento de La Procesión y el carácter pictórico de Carnaval en Roma.

CÓRDOBA

GRAN TEATRO

JUEVES 19

20.30 HORAS