Insisto: la Feria de Córdoba es la más abierta, variada y peculiar. Vamos: la mejor del mundo mundial. Digo yo. Y precisamente por ello hay que hablar de lo malo y de lo bueno que tiene, precisamente para que sea aún mejor.

Dicha la declaración de principios, hay que desearle hoy a buena parte de Córdoba y la provincia que tenga una feliz resaca, y a la otra parte de Córdoba que ayer no fue a la Feria, para que le dé envidia, contarle que se perdió la que fue, posiblemente, la mejor jornada de todo el ciclo festivo. El segundo sábado de la Feria ya no es de bulla . Hace años que dejó de serlo cuando los visitantes de fuera de la ciudad se quedaron sin aparcamientos en El Arenal y los controles de alcoholemia pusieron las cosas en su sitio. Sin embargo, ayer El Arenal se animó (tarde, pero al final se animó) con cordobeses, pocos, y, sobre todo, muchos visitantes de otras localidades cordobesas y de fuera de la provincia. Pero todo ello sin bulla, con una temperatura ideal, con casetas que rebajaron precios ante el fin de la Feria y con más hermosura y elegancia que nunca en gran parte por la gran presencia del caballo en el Real atraídos por el reclamo del concurso de caballistas.

La jornada perfecta para ser disfrutada por los exquisitos de la fiesta, como en su día fueron el miércoles y el jueves de Feria, que desde hace tres años son los de mayor afluencia y bulla.

Es curioso, tantos años hablando de sábado de Feria de los pueblos y al final ayer fue el día más tranquilo, cosmopolita y elegante de la Feria. Y sin apenas botellón ni fiambreras. Harían bien los cordobeses en aprovechar estos dos últimos días de fiesta.

POR SUPUESTO, LA BANDA SUREÑA De hecho, la noche del viernes y la madrugada del sábado ya fue una noche cómoda aunque animada, con pocos o ningún culé celebrando la Copa del Rey (será porque un barcelonista en el Real es un contrasentido) y una moderada afluencia y con

hitos como la incombustible Banda Sureña, en la Caseta Municipal. Todo un espectáculo este año, con artistas que interpretan mejor los registros de las voces que los propios cantantes originales. Son los mismos pero mejores.

En todo caso, las relativamente tranquilas jornadas del viernes y del sábado han dado argumentos a los que vienen criticando que la Feria comience un sábado (perdiendo el primer viernes de Feria, que era el segundo mejor día del ciclo), ya que, de recortar días, son partidarios de que la fiesta suprima jornadas por el final, no por el principio.

En todo caso, esa será una de las cuestiones a debatir largo y tendido hasta la Feria del 2013, junto a otras cuestiones como la eficacia de algunos recortes (la eliminación de los toldos y micropulverizadores en la calle de Enmedio o la reducción de la portada), la agenda de actos, la seguridad en el recinto (más aún tras el incendio del miércoles en un transformador de la calle Alcázar), los fallos de la red de telefonía o cómo poner un mínimo de coto al botellón .

Pero eso será más tarde. Hoy es el gran día de descanso de fiesteros y el de mayor trabajo para los de las casetas, que deben de desmontar casi todas las instalaciones para ahorrar días y jornales, que ya han tenido bastantes gastos.

Eso sí, quedan dos propinas a la Feria y al Mayo festivo: la Calle del Infierno, que ha obtenido un permiso municipal para prorrogar hoy su actividad hasta las 22.00 horas, y el partido del Córdoba CF en el Arcángel a cara de perro para entrar en la fase de ascenso, razones que han llevado a prolongar también el servicio del aparcamiento de la Feria al otro lado de la Autovía.

Por lo demás, descansen de la Feria del 2012, la de la crisis gorda que obligó a buena parte de los cordobeses a llegar a El Arenal ya comidos (desde sus casas o desde bares del barrio) y con más de una petaca y fiambrera. Pero eso sí, sin renunciar a peregrinar un año más a la Feria. Que algo divino tendrá lo que a tantos peregrinos congrega.

Y aunque hace años que termino igual la última crónica de la Feria, no por ello es menos cierto que vivir la Feria del 2012 ha sido un orgullo. Y con ustedes, además, un privilegio.