Feria de Córdoba 2025

Los jóvenes inundan el Balcón del Guadalquivir con el botellón del miércoles de Feria

Miles de estudiantes se reúnen para beber tras el final de las clases antes de dirigirse a El Arenal, en una zona acotada por la Policía Local

Botellón multitudinario en el miércoles de Feria

Manuel Murillo

Adrián Ramírez

Adrián Ramírez

Córdoba

Era el día señalado, la hora marcada y el lugar esperado. Y, para sorpresa de nadie, los jóvenes volvieron a tomar el Balcón del Guadalquivir para celebrar el ya clásico botellón del miércoles de Feria en Córdoba.

Desde las 19.00, aunque especialmente a partir de las 20.30 horas —cuando el calor comenzaba a dar tregua en esta calurosa edición de la Feria— miles de jóvenes, en su mayoría universitarios, se congregaron en esta zona junto a El Arenal. Los accesos estaban controlados por la Policía, y el lugar se convirtió en el punto de encuentro elegido para compartir bebidas y pasar un rato con amigos, en lo que para muchos es una alternativa más asequible antes de acceder al recinto ferial.

Desde el año pasado, con las obras del tanque de tormentas, el Balcón del Guadalquivir se ha tornado agobiante en ciertos puntos. Lejos de disuadir la asistencia, como se esperaba, la zona ha terminado encapsulando a miles de personas en un espacio más reducido. La vista desde el Puente del Arenal o la portada de la Feria era elocuente: en cuestión de minutos, el lugar estaba completamente abarrotado.

En este improvisado —pero ya tradicional— botellódromo, los grupos se formaban alrededor de las botellas, conversaban, reían y se mezclaban con otros cercanos. Muchos lucían las clásicas camisetas con frases ingeniosas relacionadas con sus estudios y con juegos de palabras. Ejemplos como "Derecho al botellón" o "Para convencer al cliente hay que ponerla caliente" eran frecuentes entre los asistentes.

Las clásicas camisetas

Para algunos, como Mar, estudiante de Relaciones Laborales, era su primer botellón: “Pensaba que iba a estar agobiada aquí dentro, pero cada grupo tiene su espacio”. Otros, como Quique, que terminó la carrera el año pasado, comentaban con cierta nostalgia: “Ya nos hemos quedado un poco mayores para esto”. La mayoría tenía un plan claro: beber hasta bien entrada la noche y luego dirigirse a las casetas. “Aquí calentamos, luego rematamos dentro”, decía entre risas una joven.

Un grupo de jóvenes de ingeniería electrónica.

Un grupo de jóvenes de ingeniería electrónica. / MANUEL MURILLO

Para muchos, el botellón es incluso más atractivo que la propia Feria: “Aquí puedes hablar tranquilamente y conocer a otros grupos”, explicaba Ramón, mientras lucía una camiseta que decía: "ADE: Administración de Ebrios".

A medida que avanzaban las horas, el ambiente se animaba aún más. Los grupos comenzaban a mezclarse, bien porque amigos de amigos se unían, o porque la escasez de bebida —especialmente de hielo— obligaba a compartir provisiones y hacer piña. Algunos grupos mandaban emisarios a los bazares o comercios cercanos para reabastecerse.

Basura y seguridad

Pero no todo era fiesta. Una de las imágenes más tristes de esta jornada será, una vez más, la gran cantidad de basura que quedará en el Balcón del Guadalquivir. Pese a la instalación de numerosas papeleras, la estampa de botellas, vidrios y plásticos volvió a repetirse. Para esta edición, Sadeco ha reforzado sus operativos de limpieza con el objetivo de despejar y adecentar la zona lo antes posible.

Controles de seguridad en los accesos al 'botellódromo'.

Controles de seguridad en los accesos al 'botellódromo'. / MANUEL MURILLO

El Ayuntamiento, por su parte, mantuvo un amplio despliegue policial para controlar el aforo, especialmente en los puntos más delicados junto a las obras. Y es que, como ha reconocido en varias ocasiones el alcalde José María Bellido, prohibir este tipo de concentraciones "ocasionaría un problema de orden público".

Tracking Pixel Contents