Domingo de Feria

Nada puede parar las ganas de fiesta y disfrute en El Arenal

Las comidas familiares y de amigos y el ya consagrado ‘tardeo’ protagonizan una jornada donde ni el intenso calor hace mella en las ansias de vivir la fiesta

Domingo de fiesta en El Arenal

A. J. González

Noelia Santos

Noelia Santos

Córdoba

Córdoba. Exterior día. 13.40 horas. La ciudad continúa escribiendo su guion del Mayo Festivo con letras muy grandes y subrayadas en amarillo fosforito (o amarillo albero). El termómetro marca 33 grados, que en El Arenal parecen 40. Pero da igual. Está todo prácticamente reservado. Pero da igual. Mañana hay que trabajar. Vale, ¿y qué? Van dos jornadas y media de fiesta y a esta ciudad no se le acaban las pilas. El domingo de Feria, una jornada tradicionalmente familiar y donde el tardeo se consagra como método de disfrute, vuelve a llenar El Arenal. El calor, que no era escaso, hacía a muchos preguntarse por esas mejoras del recinto que se llevan anunciando años: «¿No se supone que iban a plantar más árboles?», preguntaba una señora mientras un camión de Sadeco echaba agua para asentar el albero, que en jornadas como en la de este domingo se mete bien metido entre los volantes.

Mientras, un hombre vendía abanicos «buenos, bonitos y baratos» por el puente de El Arenal. El propio vendedor, que tenía las chapetas como si se hubiera tirado todo el día en Fuengirola sin sombrilla, se daba aire con uno de los productos que promocionaba. En un tramo de 12 metros ha vendido tres. Normal, pocos son.

La calle del Infierno hace honor a su nombre

La calle del Infierno, mientras tanto, tomaba sentido, se entregaba a su denominación y convertía a madres y padres en héroes sin capa que esperan a que los chiquillos se bajen del cacharrito de turno. Los chiquillos también se tornaron en héroes cuando se agarraron a esas barandillas del infierno, nunca mejor dicho.

Nada puede parar a las ganas de fiesta y disfrute en El Arenal

Nada puede parar a las ganas de fiesta y disfrute en El Arenal / A. J. González

Las casetas, de nuevo llenas

Puede alguien pensar que el objeto más deseado de este año es un peluche de capibara (un animal roedor que, sin aviso ninguno, se ha convertido en el protagonista de las tómbolas) o una bufanda de Lamine Yamal. Pero Córdoba, esta semana, está para pocas bufandas. Así que lo que más se busca cuando llega la hora de comer es una caseta con aire acondicionado, así de simple.

«Tenemos reserva en La Montera», comentaba Rafa del brazo de su novia, Elena. Él con camisa y chaqueta, ella, de gitana. «¿No sobra la chaqueta con la calor que hace?», pregunta al aire. «Bueno, es que nos gusta venir elegantes, pero es verdad que cómodo no es», respondía él. «Nosotras nos vestimos de gitana todos los años y no nos quejamos tanto», sentenciaba ella. Pues a comer (bien elegantes).

Público de todos lados

Teniendo en cuenta que la Feria solo se celebra una vez al año, pero obviando que son nueve días con sus nueve noches lo que dura, tampoco es extraño la explosión de público que se registra, algo que ya se vio el año pasado y que se confirma en este 2025. Una de las claves para saber si la fiesta está siendo un éxito en cuanto a ajetreo es pararse a escuchar los acentos de sus asistentes. Y, este año, El Arenal se está convirtiendo en una especie de torre de Babel de dejes y entonaciones que andaluces andaluces no son. «Venimos de Madrid, llegamos el viernes por la noche y nos vamos esta noche, pero teníamos que aprovechar, porque estos dos días anteriores también hemos venido y nos lo hemos pasado estupendamente», señalaba Amanda, ataviada con traje de gitana, mimetizada con el ambiente.

El domingo es, además, una de las jornadas donde más grupos de amigos se reúnen en la Feria. Un día se reserva para la familia y otro para los compañeros de trabajo, pero siempre se hace hueco para reunirse con los amigos. Lo hicieron, por ejemplo, Silvia y sus amigas del Erasmus, que siempre eligen Córdoba para el encuentro anual de la pandilla. O Ángel, que junto a sus primos y amigos del barrio disfrutan del rebujito siempre en domingo. ¿Y el calor? Las ganas de Feria pueden con todo.

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