Feria de Córdoba

Calle del Infierno: de los saltos de alegría al subidón de adrenalina

Los castillos hinchables y el Súper Kanguro reinan por las tardes frente al Inverter, el Extreme y el Gigant, los amos de la noche

Las atracciones de la calle del infierno

A. J. González

David Jurado

David Jurado

CÓRDOBA

La Feria de Córdoba no se entendería sin su Calle del Infierno. En luces, música y el murmullo creciente de la multitud, se despliega un universo de atracciones que cambia radicalmente a medida que avanza el día. Desde los saltos de alegría de los más pequeños hasta los gritos liberadores de los más atrevidos, este espacio del Arenal vive sus propias etapas, marcadas por el reloj y el tipo de emoción que cada público busca.

El mediodía: territorio infantil

Durante las primeras horas de actividad, la Calle del Infierno es, sin duda, territorio infantil. En este horario, las atracciones de vértigo permanecen cerradas, y el ambiente está dominado por el sonido de risas, los primeros pasos inseguros sobre colchonetas y la ilusión reflejada en los ojos de los más pequeños.

Los reyes de esta franja horaria son, sin duda, los castillos hinchables. Su éxito no solo radica en lo divertido de saltar sin parar, sino en la estética cuidada que los convierte en auténticos universos temáticos. Los más demandados son aquellos que representan a personajes de dibujos animados: la Patrulla Canina, Bob Esponja, Doraemon...

Junto a ellos, el Súper Kanguro se ha consolidado como una de las atracciones preferidas de la jornada vespertina. Con sus saltos suaves pero constantes, permite que padres e hijos compartan carcajadas y sensaciones en un entorno seguro y lleno de color. La noria, con sus vistas panorámicas, y el clásico tren de la bruja completan un repertorio que convierte las tardes en momentos ideales para disfrutar en familia.

Atardecer: transición hacia la emoción

A medida que el sol comienza a esconderse tras las casetas, el perfil del visitante cambia. Las familias van dejando paso a los grupos de jóvenes y adultos que acuden al recinto buscando emociones más intensas. Es en ese momento cuando comienza a olerse la expectación. Llega el momento en el que se encienden las grandes atracciones, las que llevan cerradas todo el día y solo despiertan cuando cae la noche.

Con la llegada de la oscuridad, la Calle del Infierno se transforma por completo. Las luces se intensifican, la música cambia de ritmo y, de repente, las atracciones más temidas abren sus compuertas. Aquí comienza el espectáculo para los valientes, esos que buscan en la feria no solo diversión, sino también un subidón de adrenalina. Las colas para subir en el Ala Delta o en el Alcatraz serán una constante hasta que acabe la jornada.

La noche: entre el terror y la adrenalina

Una de las más esperadas cada año es el Booster, una máquina imponente que gira a gran velocidad mientras eleva a sus pasajeros a decenas de metros de altura, solo para soltarlos en una caída libre que arranca gritos que se escuchan a varios metros de distancia. Es, sin duda, uno de los mayores retos de la feria, reservado para quienes no tienen vértigo… o están dispuestos a desafiarlo.

Calle del Infierno: de la diversión al subidón de adrenalina

Calle del Infierno: de la diversión al subidón de adrenalina / A. J. González

No menos impactantes son el Inverter, con sus vueltas completas y su efecto de ingravidez, y el Gigant, una torre que eleva al público a más de 70 metros para luego dejarlo caer en segundos. Aunque no son tan populares como otras propuestas más accesibles, se han ganado su fama como auténticos desafíos para el cuerpo y los nervios. Son, en definitiva, pruebas de fuego para quienes buscan emociones extremas.

Y para los grupos de amigos, no puede faltar la clásica pero siempre eficaz barca vikinga XXL. Entre gritos nerviosos y risas cómplices, la embarcación balancea a sus pasajeros de un extremo a otro, en un vaivén que genera tanto diversión como vértigo.

La noche es el momento para que las atracciones que basan su apuesta en los gritos y los sustos hagan su negocio, como es el caso de la Mansión del Terror, otra de las imprescindibles para vivir una experiencia inolvidable con amigos o familiares.

Tracking Pixel Contents