Diario Córdoba

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REPORTAJE

Un minucioso control diario permite el acceso de carruajes a El Arenal

El veterinario Fernando Vega controla el acceso de animales y carruajes a El Arenal desde hace una década

Fernando Vega somete a control a un carruaje antes de acceder al recinto. MANUEL MURILLO

Fernando Vega, veterinario, lleva controlando el acceso de animales y carruajes en las últimas siete u ocho ediciones en los que el recinto de El Arenal ha acogido paseo de caballos. Su labor es fundamental, pues asesora a la pareja de policías locales en todo lo relativo a la identificación de los caballos, a través del microchip, el estado de salud de los animales, la documentación y el seguro en vigor y que cubra con lo estipulado por la normativa municipal. Para ello, Vega cuenta con un ayudante contratado por el Ayuntamiento, que revisa principalmente las guarniciones y la indumentaria, y varios estudiantes de veterinaria en prácticas.

En el control de la Policía Local se suelen rechazar a jinetes y cocheros que no cumplen con los requisitos, animales incorrectamente identificados o con mal estado sanitario, sin seguro en vigor, coches que no cumplen la normativa o atavíos incorrectos. En estas situaciones la Policía Local procede a la expulsión del recinto de animales y jinetes y cocheros, aunque Fernando Vega resalta que estas incorrecciones se dan cada vez con menos frecuencia.

Toman la temperatura a un caballo en El Arenal.

Para Vega, lo más importante de su labor durante los días de feria es ir educando a los aficionados con la intencionalidad de «cambiar el concepto de feria para hacerla más vistosa y que gane en fluidez cada año». Aunque reconoce que «poco a poco se va consiguiendo que tenga más nivel la feria».

Respecto a la evolución de jinetes y cocheros en el recinto, para Vega es «muy positiva», pero destaca que aún quedan «muchas cosas por hacer». Por una parte, la diferencia entre un cada vez numeroso grupo de cocheros y jinetes cada vez más preocupados en cuidar todos los detalles en montura y en carruajes, y otro, que va reduciéndose, más apático. La labor de este control es, en parte, concienciar a este sector menos numeroso, aunque reconoce que «queda un poco de trabajo». Así mismo, pide que la legislación del paseo de caballos sea más eficiente, al existir un vacío legal que no permite ser más estricto en su actuación.

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