Inglaterra mira al futuro, que se augura prometedor, y de paso da carpetazo a los fantasmas del pasado. A los complejos. A las promesas frustradas. Alemania figuraba en lo más alto de la lista de tabús. Vencedora en sus últimas seis visitas a Wembley. En las malditas semifinales de la Euro de 1996, en la que el fútbol volvía a casa y, como casi siempre, se llevaron los germanos. Pero se acabó. Los 'Three Lions' miran hacia delante y ven los cuartos de final de la Eurocopa tras derrotar a la 'Mannschaft' por 2-0 con goles de Sterling y Kane. El cuadro es alentador. Se saben favoritos.

El caprichoso destino ha querido que Gareth Southgate, que falló el decisivo penalti en las semifinales de 1996, lidere el exorcismo de la nueva Inglaterra. Un equipo plagado de talento ofensivo, aún por optimizar, pero construido desde la solidez defensiva. Ni un gol en cuatro partidos. Pickford volvió a ser decisivo en dos paradones con el marcador a cero. Y ya con ventaja inglesa, Müller perdonó el empate. En un partido parejo y de muchas alternativas en el juego pero pocas ocasiones, los leones tuvieron más colmillo y eliminaron al último integrante del 'grupo de la muerte'.

Inglaterra, de menos a más

Como era de esperar, Joachim Löw se mantuvo fiel al sistema 3-4-2-1. Pero alteró un par de piezas importantes. Con Müller recuperado, Goretzka - autor del trascendental gol ante Hungría- entró en la medular en el lugar del renqueante Gündogan y Werner birló el puesto en punta a Gnabry. "Hoy necesitamos profundidad en la delantera y Timo ofrece muchas cualidades ahí", explicó el propio Löw antes del partido.

Thomas Müller tuvo una clara ocasión para el empate en el tramo final. Reuters

Dicho y hecho. Las ocasiones más claras de la 'Mannschaft' antes del receso llegaron cuando Havertz y Müller hicieron despegar en un toque a Werner. Siempre buscando la carrera con Stones o Maguire, más lentos que Walker. Así fue como en una conexión 'made in Chelsea', Havertz plantó al ariete ante Pickford, que salvó abajo con los pies en una intervención providencial. También Goretzka atacó la espalda de la adelantada zaga inglesa en una tempranera acción que pudo costarle la expulsión a Rice.

Southgate recuperó para la ocasión el sistema de tres centrales. Efecto espejo. Respecto al último encuentro, entró Trippier y salió Grealish. Más protección. Y si los 'Three Lions' no sufrieron atrás en exceso, sí extrañaron una figura más creativa en la medular. Alemania cerró la puerta hacia Rice, lo que forzó a que Pickford buscara en largo a los carrileros. Shaw y Trippier daban amplitud al ataque, Kane fijaba centrales y el protagonismo entre líneas era para Saka y Sterling. El jugador del City tuvo la primera para los ingleses, una comba endiablada desde la frontal que forzó el vuelo de Neuer.

Inglaterra, que desde el inicio salió a presionar muy arriba, fue creciendo con el avance del encuentro. Sin que se rompiera la igualdad imperante ni se vieran grandes ocasiones, pero con más balón y asentada en campo rival. Y al filo del descanso, la más clara. Sterling se lanzó hacia el arco, rodeado de alemanes, y le tocaron por atrás el cuero. Caprichoso, cayó a pies de Kane. Solo ante Neuer, el capitán inglés amagó y sentó al arquero, ya vendido, pero Hummels se tiró al suelo para barrer un gol seguro.

Grealish, revulsivo determinante

El descanso devolvió, como en el arranque del primer acto, a una Alemania más impetuosa. Havertz, con una potente volea, exigió el guante salvador de Pickford. Kroos, desaparecido en el primer acto, empezó a operar en campo rival. Malas noticias para Inglaterra, que aguantó la respiración cuando Kane se llevó la mano a la rodilla. Por suerte solo fue un golpe, pero el parón inauguró un pesado letargo.

Momento del gol de Sterling ante Alemania. EFE

Decayó el ritmo. Ambos equipos estaban bien plantados en campo propio, pero se fundieron los plomos en ataque. Solo Sterling, tan atropellado como eléctrico e insistente, ofrecía algún chispazo. Ambos técnicos buscaron luz en el banquillo. Löw tiró de Gnabry por Werner, atormentado una vez más por su falta de precisión en un gran escenario, y Southgate introdujo a Grealish por Saka.

La entrada del mago 'villano' resultó determinante. En una rápida asociación de Inglaterra en la frontal, Grealish abrió a la izquierda para el centro preciso de Shaw que Sterling solo tuvo que empujar a gol en el área chica. Pero lo que Sterling te da, a menudo Sterling te lo quita. Tras desatar la locura en Wembley, el extremo cedió atrás un pase suicida que acabó con Müller mano a mano con Pickford. Pareció pararse el tiempo y el remate del alemán, un gol cantado, se marchó cruzado por un palmo.

Del posible 1-1 se pasó en un abrir y cerrar de ojos al 2-0. De nuevo entró en escena Grealish, que desde el flanco izquierdo puso un centro perfecto para que Kane cabeceara a placer la sentencia. Un gol liberador. Una catarsis personal para un capitán hasta ahora peleado con el gol y el juego. Y una catarsis también colectiva, la de Wembley que entierra el fantasma de Alemania. Que cree que quizás este año sí, por fin, el fútbol vuelva a casa.

Ficha técnica:

2 - Inglaterra: Pickford; Walker, Maguire, Stones; Trippier, Philips, Rice (Henderson, m.88), Shaw; Saka (Grealish m.69), Kane, Sterling.

0 - Alemania: Neuer; Ginter (Can, m.88), Hummels, Rüdiger; Kimmich, Kroos, Goretzka, Gosens (Sané, m.88); Havertz, Müller (Musiala, m.91) y Werner (Gnabry, m. 69).

Goles: 1-0. Sterling, m. 75. 2-0. Kane, m. 86.

Árbitro: Danny Mekkelie (HOL). Amonestó a Rice (m.8), Philips (m.45), Maguire (m.77) por parte de Inglaterra y a Ginter (m.25) y Gosens (m.72) por parte de Alemania

Incidencias: Partido correspondiente a los octavos de final de la Eurocopa disputado en el estadio de Wembley (Londres) ante 41.973 espectadores.