La peña cultural Azahara acogió anoche la representación teatral de la obra Javier, mi hijo, cuyo protagonista fue Guillermo Ortiz Adán, un joven cordobés de 23 años con trastorno del espectro autista (TEA). La madre de Guillermo, Eva Adán, participó también en la obra, junto a un grupo de actrices de muy diferentes edades, desde los 17 a los 70 años, explicó Antonia Jiménez, profesora y directora de la Escuela de Teatro y Cine de Córdoba (ETC), que ha sido la encargada de poner en escena esta representación.

Javier, mi hijo es una adaptación que Antonia Jiménez ha hecho de la obra Olivia y Eugenio, del escritor peruano Herbert Morote, y que hace tres años protagonizó Concha Velasco en las tablas españolas. En la pieza original del autor peruano la madre de un joven con síndrome de Down se tiene que enfrentar a un cáncer después de una vida muy dura y decide poner final a su vida y a la de su hijo, pero este logra que su madre reconsidere su decisión a través de su ternura, de su paciencia y de sus argumentos, convenciendo a su progenitora de la importancia de la vida, de quererse tal y como se es, a pesar de las dificultades.

En esta adaptación, Guillermo es Javier, un joven con autismo como lo es él en la vida real, y su madre está representada por varias actrices, entre ellas su propia progenitora, que narran las distintas etapas de las personas con autismo, desde que sus padres se enfrentan al diagnóstico, y pasando por las diferentes metas que hay que ir superando para lograr que estos niños y jóvenes avancen a nivel de lenguaje, adaptación al medio, relaciones sociales, inserción laboral u otros aspectos.

«Por primera vez en los tres años que Guillermo lleva asistiendo como alumno a esta escuela de teatro, se ha enfrentado a un drama y ha tenido un papel protagonista, pues con anterioridad ha hecho interpretaciones más cortas en comedias. La obra la ha preparado siendo apoyado en cada escena con pictogramas (ayudas visuales), que le han hecho posible comprender en todo momento lo que acaecía en el transcurso de la obra, sus diálogos y sus movimientos en el escenario», resaltó Antonia Jiménez.

«La calidad personal y profesional de Antonia Jiménez, la comprensión y generosidad de sus compañeras de reparto, que han sabido adaptarse en cada momento a mi hijo, y la gran capacidad de trabajo de Guillermo, han sido básicas para que esta obra se pueda llevar a cabo. Este drama analiza qué es ser normal, hace hincapié en la importancia de ser diferente y desprende la ternura que tienen las personas con diversidad funcional», añadió Eva.