10 CAUSAS PARA UN AÑO SOLIDARIO

El Banco que combate el hambre

Esta organización no gubernamental, que se constituye en Córdoba en el 2003, ofrece alimentos a 255 entidades en Córdoba y provincia, a los que ha repartido este año 4,6 millones de kilos en una labor solidaria y de responsabilidad social

El Banco que combate el hambre

El Banco que combate el hambre

El Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba se ha abierto un hueco grande en el corazón solidario de los cordobeses, que año a año, en cada Operación Kilo o Gran Recogida que organizan, se vuelcan con la entidad, que este año lleva repartidos ya 4,6 millones de kilos de alimentos en la provincia.

Integrado en la Federación Española de Bancos de Alimentos, que engloba a 56 entidades de todo el país, en Córdoba se instala en el año 2003. Desde su fundación ha estado de prestado en varios locales: en los antiguos talleres de la Escuela de Agrónomos, cedidos por la UCO y que todavía utiliza; en una nave en Mercacórdoba después, primero alquilada y después cedida por la empresa, y actualmente en las instalaciones del antiguo matadero comarcal, en Campo de San Antón, cedidas por el Ayuntamiento de Córdoba, que ha remodelado y donde ha construido una gran nave de más de 600 metros, que espera inaugurar próximamente, pues está a la espera de la licencia de apertura. Esta nave será un hito para la consolidación operativa de la entidad, una herramienta capaz de gestionar y repartir más de 5 millones de kilos de alimentos al año.

Carlos Eslava, ingeniero industrial jubilado, preside la oenegé desde hace cuatro años y califica el Banco de Alimentos, al que dedica todo su tiempo, como «el banco de los pobres, no pagamos nada por los alimentos ni cobramos nada para darlos», dice. A los 130 socios con que cuenta la entidad, hay que sumar los 80 voluntarios que normalmente acuden a prestar su ayuda, procedentes de la banca, la sanidad, educación, amas de casa, etcétera. Este voluntariado llega hasta las más de 2.000 personas en la Gran Recogida y a varios cientos los que atienden a las más de cien operaciones kilo que se organizan al año. Por ello, cualquier mañana en el Campo de San Antón es un trasiego de gente, con furgonetas, camiones y coches particulares que acuden a recoger alimentos para las 255 entidades beneficiarias, desde Cáritas parroquiales, a centros de acogida a inmigrantes, conventos, residencias de ancianos, comedores sociales, centros de discapacitados, etcétera. Junto a ellos están los voluntarios que reciben los alimentos donados, los clasifican y verifican su caducidad, o los que trabajan en las oficinas en cuestiones organizativas y de divulgación.

Los Bancos de Alimentos no reparten directamente a las personas sino a los centros benéficos, pero calculan que atendieron el año pasado a unas 30.000 familias cordobesas. Aseguran que «funcionamos como una empresa, pero dirigida y gestionada por voluntarios. Los pocos contratados que tenemos son para manejo de carretillas elevadoras o carga y descarga en almacén». Además, «contamos con una importante colaboración de personas desarrollando trabajos en beneficio de la comunidad, que al ser la mayoría jóvenes pueden realizar trabajos más pesados o de mayor esfuerzo físico». Toda la actividad del Banco de Alimentos se orienta «hacia una labor social plena, que es la única forma de ser eficientes y competitivos, de conformar un equipo homogéneo y dinámico, sin necesidad de tener una motivación económica». Se trata de una motivación que «puede ser moral, social o espiritual», pero es lo que «nos permite transformar cada dos céntimos de euro que recibimos en un kilo de alimentos, lo que coloca nuestro índice de eficiencia a la cabeza de las empresas».

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