Quise recordar a mi padre, fallecido hace ya cinco años, con alguna de mis misivas al director. Pero había mucho revuelo en esos días en que la tradición nos fija para esos menesteres. Quiero recordarlo desde la lealtad de mi niñez, y honrarlo desde la madurez con que la muerte nos atornilla a esta dudosa realidad. Papá, por más que perdamos el tiempo analizando la trascendencia de lo que pudo ser y no fue, nunca permitiremos que nuestro ego sea pisoteado por el del otro. Por lo tanto, te envío un fuerte abrazo por lo que fue y no dejó de ser.