Si quieres construir un hogar feliz haz de vivir las normas básicas de educación y de convivencia; y para ello cuidar siempre: • El respeto como norma básica. • Los buenos modales, pues ellos son esenciales en el hogar. • La cortesía y la cordialidad para conseguir la felicidad. • La tolerancia que es la base de una convivencia pacífica. • La veracidad que es primordial para el entendimiento mutuo. • La comprensión que asegura siempre la estabilidad emocional. • La confianza mutua que es preludia del sosiego. • El cariño que es la fuente de la que emana un ambiente sano y distendido • La sinceridad que forma parte importantísima de la calidad del dialogo. • La paciencia que es la capacidad que nos hace pasar por alto una y otra cosa sin importancia. • La amabilidad que es esencial para dinamizar la armonía. • La delicadeza que es el dulce sabor de unas relaciones dichosas y ejemplares. • La ternura que es la cúspide del amor verdadero. • La paz que es un pilar fundamental para que en el hogar se viva feliz. • La lealtad y la nobleza que son el emblema de una buena salud familiar. • El amor que es el porqué y el para que de la convivencia. Y por el contrario dejar siempre a un lado: • Las groserías que son un obstáculo evitable e innecesario. • La discordia que es la puerta de entrada a la violencia. • Los malos modos que son el preámbulo de la discordia. • Las voces que dificultan grandemente el dialogo y la armonía. • Las discusiones que, sí son frecuentes, enturbian el clima del hogar. • La agresividad que entorpece la tranquilidad y la paz. El hogar es ese lugar apacible en donde vivimos de una forma distendida y feliz: • “El hogar es el nido del amor”. En el hogar se debe respirar un ambiente cordial, y como consecuencia se aprenden a vivir: • Las virtudes, los valores, los comportamientos, el trato con los demás… • El hogar ha de ser la primera escuela en donde aprendemos lo esencial para nuestras vidas. Es por ello por lo que es tan importante la familia como lugar de formación. Un lugar en donde se educada y en donde se vive de acuerdo a esas normas básicas de comportamiento social. Muchas dificultades posteriores de las personas: • En la convivencia, en el colegio, en el trabajo, en las relaciones sociales, provienen de una mala formación, durante la niñez y durante la juventud, en el ámbito familiar. Hoy día dada la existencia de muchas familias desestructuradas, rotas o sin valores es frecuente encontrar niños/as y jóvenes mal educados, sin valores y sin normas y pautas de conducta. Por otro lado encontramos hogares sin normas de conducta y sin la presencia habitual del padre y madre, en esos casos los niños se educan solos o en la calle; estos niños en el futuro, si no se pone remedio, se convertirán en delincuentes o pertenecerán a bandas callejeras peligrosas o a grupos relacionados con la droga o relacionados con la violencia o jóvenes radicales. Serán jóvenes antisistema que difícilmente se incorporarán a la sociedad con un trabajo digno, vivirán a la deriva buscando casi siempre la delincuencia como forma de vida. Hay un dicho que dice así: • “Si quieres destruir una sociedad destruye a sus familias”. Sin familias, sin hogares, sin calor humano es difícil que la vida de un niño o de un joven evolucione adecuadamente. Los jóvenes que hoy forman estos grupos violentos dados al terrorismo y a la guerra, provienen la mayoría de los casos de familias desunidas, sin hogar, sin cariño y sin amor. Los acosadores, los jóvenes que practican el bullying en los colegios en la calle, son normalmente jóvenes de la calle, sin familia. Por lo tanto para la sociedad es rentable incluso cuidar con esmero a las familias y su formación para conseguir una sociedad justa en paz y en libertad: • Una sociedad transparente y veraz. • Una sociedad defensora: de los valores, del progreso, de la salud, de la cultura, de la educación y de la vida.