Cuánta falta hacen esas personas íntegras; que saben aislarse, tanto del bien como del mal, para ordenar la variopinta información que fluye desde cualquier tipo de fuentes; y en un periquete desnudar su auténtica verdad. Sin tapujos. Sabiéndose que algunas de ellas, fluyen sin haber obtenido el certificado de ‘potabilidad’. Los debates, que hoy por hoy proliferan en los medios de comunicación, sobre política, deportes… nos pueden aburrir hasta la saciedad. Esos atropellos verbales entre los contertulios, los convierten en un charco de ranas deleznable. El moderador del programa, solo tiene que ser diestro en la conciliación de batracios. Pues, todavía, no se sabe que quiere decir, en términos coherentes, una rana cuando croa. Y menos extrapolarlo al criterio humano. No se dejen llevar por los debates y recapaciten, como personas íntegras, a quien conceder el voto electoral. ¡Ahí es nada!